Los vecinos de los edificios colindantes con el hotel Telégrafo, ubicado en la célebre esquina de Prado y Neptuno, están aterrados. La instalación, gestionada por el grupo Axel y propiedad de la empresa militar Gaviota S.A., podría ser una bomba de tiempo, y las autoridades, la gerencia del hotel e incluso la policía, a pesar de conocer las quejas reiteradas de los residentes, no han tomado medidas para solucionar el problema.
El Trauma del Hotel Saratoga
El miedo de los vecinos no es infundado. Muchos aún recuerdan la explosión del hotel Saratoga el 6 de mayo de 2022, que dejó decenas de muertos y heridos. Según la versión oficial, el desastre fue causado por un error humano durante el trasiego de gas licuado desde un camión cisterna de la empresa estatal CUPET a los depósitos del hotel. Aunque la investigación pericial aún no se ha publicado, el trauma persiste, y los vecinos temen que una tragedia similar ocurra en el Telégrafo.
El Peligro del Abastecimiento de Gas Licuado
Al igual que el Saratoga, el hotel Telégrafo se abastece de gas licuado mediante pipas. Sin embargo, a diferencia del primero, los depósitos principales están en el sótano, no en la azotea. El problema radica en que el serviciado del combustible se realiza desde la vía pública, en un pequeño callejón lateral que también sirve de parqueo para motos eléctricas y vehículos de gasolina.
«La pipa llega y sin más comienza a bombear el gas sin quitar las motos. El día que menos (motos) hay son más de seis alrededor del camión», denuncia Pedro Luis Abella, un vecino que lleva años advirtiendo sobre el peligro. «He intentado hablar con el gerente (del hotel) pero es imposible. Ahí parquean los trabajadores y todo el que llega, encienden las motos y los carros al lado de la pipa mientras está abasteciendo, con la cantidad de incendios que ha habido con esas motos y nadie hace nada», agrega.
Vecinos en Alerta: «El Olor a Gas se Siente»
Idalina Torres, otra vecina del lugar, cuenta que ha optado por salir del edificio mientras el camión de gas está presente. «Sé que eso no va a terminar bien. Si ocurre algo, ese camión está atrapado entre las motos eléctricas y la piquera de taxis en la esquina. Los policías pasan y como si nada, porque en algo se benefician», dice. «El olor a gas se siente y bien fuerte cuando el camión está ahí, y la gente fumando, pegando las motos al camión. Parece que lo del Saratoga no sirvió de experiencia a nadie», lamenta.
Denuncias en Redes Sociales: Un Grito de Auxilio
En las redes sociales, las denuncias de los vecinos no cesan. Marvel Dovicioso, por ejemplo, lleva meses lanzando reclamos de auxilio urgente en su cuenta de Facebook, acompañados de imágenes que muestran el peligro latente. Sin embargo, ni las autoridades ni la prensa oficial parecen preocupadas.
Un Hotel Militar que Hace lo que Quiere
A pesar de las advertencias, el hotel Telégrafo sigue operando sin resolver el problema. «Es un hotel militar, y ellos hacen lo que quieren», dijo un policía a los vecinos, reconociendo la impunidad con la que actúa la instalación. Incluso después de la explosión del Saratoga, el Telégrafo fue cerrado temporalmente por «reparaciones», pero reabrió sin solucionar el riesgo del abastecimiento de gas.
Negligencia y Corrupción: Una Combinación Peligrosa
Los vecinos aseguran que los custodios del hotel cobran por el parqueo y permiten que los taxistas hagan piquera en la zona, lo que aumenta el peligro. «Los custodios contentos porque ganan con eso», comenta Nirma, una trabajadora del hotel que reconoce el riesgo pero se siente impotente ante la falta de acción.
¿Hasta Cuándo?
La situación del hotel Telégrafo es un reflejo de la negligencia y la corrupción que afectan a Cuba. Los vecinos, atrapados entre el miedo y la impotencia, siguen esperando que las autoridades actúen antes de que sea demasiado tarde. «Parece que lo del Saratoga no sirvió de experiencia a nadie», repite Idalina, mientras el olor a gas y el ruido de las motos eléctricas le recuerdan que la tragedia podría estar a la vuelta de la esquina.