La crisis en Cuba no solo se mide en apagones y desabastecimiento, sino también en la creciente inseguridad que deja a la población completamente vulnerable. Martha Cossio, una anciana de 83 años, fue brutalmente atacada en Camagüey durante un apagón, en un hecho que ha generado indignación y temor en la comunidad.
Un ataque en la oscuridad
A principios de este mes, Martha fue víctima de un violento asalto cuando unos delincuentes la atacaron sin piedad para arrebatarle su teléfono celular. En medio de la oscuridad, los criminales aprovecharon la falta de electricidad y la ausencia de vigilancia para agredir a una mujer indefensa y mayor.
Las imágenes de la anciana con el rostro hinchado y lleno de moretones comenzaron a circular en redes sociales, provocando una oleada de indignación y preocupación entre los cubanos. El miedo a la delincuencia sigue creciendo, y los apagones solo empeoran la situación.
Una recuperación lenta, pero con esperanza
A pesar del impacto del ataque, Martha ha mostrado una notable mejoría. Según una actualización reciente del periodista independiente José Luis Tan Estrada, publicada en Facebook, la inflamación ha disminuido y la anciana se encuentra más estable físicamente.
Sin embargo, más allá de su recuperación física, el trauma emocional y el miedo de volver a ser atacada siguen presentes. La sensación de inseguridad en Cuba, especialmente durante los apagones, es una realidad que afecta a miles de personas cada día.
El crimen se apodera de la oscuridad
La crisis económica, la escasez y la falta de recursos han provocado un aumento en los delitos violentos. Los apagones, que dejan ciudades enteras sumidas en la oscuridad, se han convertido en el escenario perfecto para que los delincuentes actúen sin temor a ser capturados.
Los adultos mayores, como Martha, son uno de los grupos más vulnerables, pues muchas veces viven solos y sin medios para defenderse. Aunque las denuncias en redes sociales son constantes, las autoridades parecen incapaces o poco interesadas en frenar esta ola delictiva.
¿Hasta cuándo la inacción?
La indignación crece, pero las respuestas de las autoridades brillan por su ausencia. Mientras los cubanos enfrentan cada día más dificultades para cubrir sus necesidades básicas, también deben lidiar con el miedo de ser asaltados en su propia casa.
La historia de Martha es solo una entre muchas. La inseguridad en Cuba sigue aumentando, y los ciudadanos continúan recurriendo a las redes sociales como su único medio para denunciar y exigir soluciones. Pero, ¿será suficiente para que algo cambie?