El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha asegurado que la situación energética del país «mejorará significativamente» antes de que termine el año. Aunque las palabras del mandatario suenan esperanzadoras, los cubanos ya saben que las promesas energéticas suelen quedarse a medias.
Durante una visita al municipio de Trinidad, en Sancti Spíritus, Díaz-Canel anunció que el gobierno planea incorporar más de 1,000 MW al sistema eléctrico nacional este año, lo que, según sus declaraciones al diario oficialista Escambray, debería aliviar la crisis energética que golpea a la isla desde hace meses.
«Lo más importante es lograr la participación popular», enfatizó el presidente, destacando que se han dado respuestas a problemas energéticos «muy antiguos». Claro, lo que no dijo es que esos problemas antiguos son los mismos que siguen dejando a los cubanos a oscuras noche tras noche.
En su recorrido por la provincia de Cienfuegos, Díaz-Canel también mencionó que la termoeléctrica «Carlos Manuel de Céspedes» estará en funcionamiento para finales de junio. Aseguró que el gobierno está trabajando para que ambas unidades afectadas de la planta, la unidad 3 y la unidad 4, estén operativas a tiempo para el verano.
La termoeléctrica ha estado fuera de servicio desde octubre de 2024 debido a graves averías, otro golpe a un sistema energético que parece estar siempre al borde del colapso.
Mientras las promesas oficiales crecen, la realidad es que los cubanos están enfrentando apagones que en algunas provincias, como Matanzas, llegan hasta las 23 horas diarias.
La crisis energética en Cuba no es nueva, pero en los últimos meses se ha intensificado debido a una combinación letal: el mal estado de las termoeléctricas, el deterioro constante de la infraestructura, la escasez de combustible y la falta de soluciones reales a largo plazo.
A medida que las temperaturas suben y los ventiladores permanecen apagados, la paciencia de la población se agota. Y aunque el gobierno pida «participación popular», lo que realmente esperan los cubanos es una solución concreta, no otra ronda de promesas que se lleva el viento… o el próximo apagón.