La presencia de cucarachas y chinches en el Hospital Materno Infantil Doctor Ángel Arturo Aballí, ubicado en La Habana, ha desatado una ola de preocupación entre los familiares de los pacientes ingresados. Lo que debería ser un refugio de salud se ha convertido en el escenario de una batalla constante contra estas plagas, según denunciaron varios acompañantes.
Un reportaje reciente del portal de noticias Cubanet reveló la magnitud del problema: las salas del hospital, particularmente las número 3 y 4 del tercer piso, están tomadas por una invasión masiva de estos insectos. Este panorama, además de desagradable, representa un peligro latente de transmisión de enfermedades.
Los familiares, armados con paciencia y mucho ingenio, han documentado en video la preocupante situación. Las imágenes muestran a las cucarachas paseando a sus anchas por las camas, las mesas de comida, los baños y hasta las paredes. Lo más alarmante es la creciente presencia de chinches en los colchones, lo que añade otro nivel de incomodidad y riesgo.
El padre de un pequeño de dos años, quien prefirió mantenerse en el anonimato, describió el calvario diario: “Estamos sin dormir, vigilando que las cucarachas no le entren en los oídos a nuestros hijos. Caminan por las camas, por encima de los niños, están en donde quiera y aquí nadie hace nada para resolver esta situación”.
Para proteger a los niños, los padres han improvisado una técnica: colocan sábanas blancas alrededor de las camas, lo que les permite ver y eliminar rápidamente a las cucarachas, especialmente las pequeñas y escurridizas, conocidas como “alemanas”. “Si se le mete en un oído a un niño, lo mata”, afirmó con evidente angustia el hombre.
El problema no se limita a las cucarachas. Una mujer entrevistada por Cubanet señaló que los colchones también están infestados de chinches, lo que atribuyó a la falta de higiene en el hospital. “Vienen y limpian por arribita, cuando lo hacen, porque hay veces que ni eso. Las mesitas donde ponemos los alimentos de los niños ni las miran y a las camas no son capaces ni de pasarles un trapito cuando un paciente se va de alta”, denunció.
La explicación oficial, según los padres, es desalentadora. Una funcionaria de Higiene y Epidemiología del hospital atribuyó el problema a la falta de materias primas en Labiofam, la empresa estatal encargada de elaborar productos exterminadores de plagas.
“No han podido fabricar el veneno para eliminar los insectos porque no tienen materia prima, y por eso no se lo han suministrado al hospital”, contó un padre indignado. Y, para rematar, la funcionaria les dijo que el Aballí era “uno de los hospitales que menos cucarachas y chinches tenía. En otros hay hasta ratones”.
Este alarmante escenario no es exclusivo del Hospital Aballí. En los últimos años, las denuncias sobre plagas de insectos en hospitales cubanos se han vuelto cada vez más frecuentes, dejando en evidencia la creciente insalubridad y la falta de acción por parte de las autoridades sanitarias. Este problema epidemiológico amenaza no solo la salud de los pacientes, sino la de toda la población, y exige una solución inmediata y efectiva.
La pregunta queda en el aire: ¿Cuánto tiempo más tendrán que esperar los cubanos para que sus hospitales sean lugares de cura y no de riesgo? Mientras tanto, los acompañantes de los pequeños pacientes del Aballí siguen en guardia, combatiendo cada noche una plaga que, por el momento, parece tener la ventaja.