El desabastecimiento en Cuba ha tocado fondo, y ahora el mercado de los cigarros se ha convertido en un lujo que pocos pueden darse. Con precios que han alcanzado cifras astronómicas, fumar en la Isla ya no es un simple vicio, sino un verdadero privilegio.
El Popular y el H. Upmann, dos de las marcas más queridas por los fumadores cubanos, están en el centro de esta crisis. Una caja de Popular sin filtro, que en las bodegas cuesta oficialmente 30 CUP, puede llegar a venderse hasta en 600 pesos cubanos en el mercado informal.
Para los amantes del H. Upmann, la situación es aún más dramática. Dependiendo del punto de venta, una caja puede alcanzar entre 1,200 y 1,500 CUP, un precio que lo convierte en un artículo de lujo inalcanzable para muchos fumadores habituales.
Mercado negro y desespero
La escasez ha dado paso a un mercado negro imparable. Un artículo del periódico oficialista Girón detalló cómo la falta de cigarros en los establecimientos estatales ha creado un ecosistema paralelo donde los precios se disparan sin control. Mientras que en las mipymes y entre los revendedores informales el cigarro se cotiza como oro, en las tiendas del gobierno la oferta es prácticamente inexistente.
Muchos fumadores han optado por comprar cigarrillos sueltos para racionar el consumo, pero aún así, el costo sigue siendo elevado, forzando a más de uno a abandonar el hábito a la fuerza.
Las autoridades aseguran que hay sobrecumplimiento en la producción de cigarros, pero los cubanos en la calle ven otra realidad muy distinta. Esta contradicción entre el discurso oficial y el día a día alimenta el descontento popular.
¿Y los Criollos?
La Empresa de Cigarros Lázaro Peña celebró el cumplimiento de su plan de producción, pero en provincias como La Habana, Matanzas y Villa Clara, una caja de cigarros Criollos puede alcanzar los 500 CUP, mientras que la venta por unidad oscila entre 30 y 50 pesos.
El problema, según los expertos del sector, radica en los constantes apagones y la falta de piezas de repuesto para maquinaria obsoleta. Aunque Tabacuba ha prometido garantizar la demanda, la realidad en las tiendas estatales sigue siendo la misma: una oferta limitada y colas interminables.
El golpe final llegó en abril de 2024, cuando el gobierno cubano anunció un incremento en los precios oficiales de los cigarros. La Resolución 63 del Ministerio de Finanzas y Precios fijó en 30 CUP las cajetillas de Criollos, Titanes y Popular, mientras que el «Popular Auténtico» subió a 60 CUP.
Aunque esta medida fue justificada como una estrategia para cubrir los costos de producción, en la práctica no ha hecho más que alimentar el mercado negro y garantizar que el cigarro siga siendo un bien escaso. La demanda insatisfecha ha fomentado el tráfico ilegal, haciendo que el humo del cigarro en Cuba esté, literalmente, fuera del alcance de la mayoría.
La pregunta está en el aire: ¿cómo y cuándo se resolverá esta crisis? Por ahora, los fumadores cubanos siguen entre el desespero y el deseo, mientras el tabaco, ese acompañante de tantas charlas y cafecitos, se escapa como el humo entre los dedos.