En medio de la profunda crisis energética que atraviesa la isla, el diario oficialista Girón, de Matanzas, publicó este martes un artículo que intenta darle un giro romántico a los constantes apagones, describiendo cómo, a falta de electricidad, las calles «se iluminan» con el resurgir de los juegos infantiles.
El texto presenta la crisis como un «regreso» a tiempos pasados, cuando los niños jugaban en las aceras, se escondían hasta el anochecer y corrían detrás de una pelota de trapo, en un universo sin pantallas ni dispositivos electrónicos. Una imagen que, aunque cargada de nostalgia, parece alejada de la dura realidad que enfrentan hoy las familias cubanas.
✨ Apagones de hasta 23 horas diarias
El artículo sugiere que los apagones, lejos de ser una carga, han devuelto a la población una vida más simple, conectada a la calle y a la comunidad. Pero para muchos cubanos, esta narrativa oficialista no es más que un intento de disfrazar la desesperación cotidiana. Los cortes eléctricos, que en algunos casos se prolongan por casi todo el día, no están despertando alegría, sino agotamiento y frustración.
💔 La otra cara de la moneda: sobrevivir sin electricidad
Lejos de las escenas idílicas que pinta el diario matancero, la realidad es mucho más cruda. La crisis energética afecta directamente las tareas básicas del día a día, especialmente la preparación de alimentos. Para las madres y padres cubanos, los apagones no son una invitación a recordar viejos tiempos, sino una lucha constante para alimentar a sus hijos en medio de la escasez y las dificultades.
Hace décadas, el país hizo la transición hacia una matriz energética basada en la electricidad para la cocción de alimentos, dejando atrás el uso de gas y otros combustibles. Ahora, sin acceso a electrodomésticos, muchas familias se ven obligadas a recurrir a la cocina de leña o carbón, un retroceso que no tiene nada de nostálgico.
💡 Una crisis sin soluciones reales a la vista
A pesar del intento del régimen por pintar los apagones como una oportunidad para el «redescubrimiento» de la alegría infantil, la verdad es que miles de familias cubanas esperan soluciones reales y sostenibles. La falta de electricidad no solo afecta el presente, sino que también pone en riesgo el futuro de las nuevas generaciones.
Las calles de Matanzas, en lugar de ser sólo el escenario de juegos infantiles, también son un testimonio de las carencias y desigualdades que persisten en la isla. Mientras tanto, el discurso oficialista insiste en minimizar el sufrimiento cotidiano, apelando a una nostalgia que, para muchos, simplemente no existe.
🌟 El pueblo cubano merece más que cuentos de nostalgias forzadas. Merece luz, estabilidad y esperanza verdadera.