El rostro inolvidable de Tavo en «Su propia guerra» sigue grabado en la memoria de generaciones de cubanos. Albertico Pujol, ese actor que conquistó la pequeña pantalla en la isla, ha recorrido un largo camino, uno marcado por la emigración y la reinvención.
Desde que dejó Cuba, Pujol ha vivido en varios países, pero fue en 2015 cuando finalmente aterrizó en lo que hoy llama su hogar: Miami, Estados Unidos. Recientemente, el actor compartió su experiencia migratoria en el podcast Destino Tolk, conducido por Destino Positivo y Fernan Show, donde contó, sin filtros, las razones que lo llevaron a dar este gran salto.
De Colombia a Miami: una decisión marcada por el miedo y el amor
Antes de llegar a EE.UU., Albertico Pujol vivía en Colombia, donde gozaba de una carrera estable en producciones televisivas. Sin embargo, la creciente inestabilidad política del país lo hizo replantearse su futuro. “Comenzaron algunos coqueteos de la guerrilla con el gobierno”, comentó, refiriéndose a un ambiente que le recordaba demasiadas cosas de su pasado cubano.
Pero más allá del contexto político, hubo un motivo mucho más personal: la salud de su padre. Pujol se había prometido a sí mismo que estaría presente en ese momento crucial, así que solicitó una visa para Estados Unidos y tomó la decisión que cambiaría su vida.
El golpe de realidad en Miami
Consciente de que el mundo actoral en Miami no ofrecía muchas oportunidades, Pujol abordó el avión con los pies en la tierra. “Sabía que aquí no había nada que hacer desde el punto de vista actoral”, confesó. Y, efectivamente, la realidad lo golpeó duro.
“Hemos vivido en una burbuja”, reflexionó, señalando que, por muy exitoso que fuera un artista en Cuba, ese reconocimiento se quedaba en la isla. Ni siquiera su participación en Telemundo logró cambiar eso; entre risas, recordó que nadie lo reconoció porque estaba disfrazado de Santa Claus.
Reinventarse o desaparecer: un actor que no teme al trabajo duro
Lejos de rendirse, Pujol hizo lo que muchos migrantes cubanos: buscarse la vida como fuera. Trabajó en seguridad, en cocinas de restaurantes y hasta creó su propio programa para conseguir patrocinadores. “Cuando uno llega aquí, con hijos chiquitos, tienes que mantenerlos. Porque los niños ni tienen culpa, ni saben nada de esto que estamos hablando nosotros”, explicó.
Aunque pasó por momentos muy complejos, Pujol aclaró que nunca estuvo en la calle, como se malinterpretó en algunas entrevistas. Eso sí, hubo una etapa crítica en la que se quedó sin trabajo y tuvo que entregar su apartamento, enfrentando la incertidumbre con el apoyo de su familia y su pareja, a quien describe como la persona que “metió el jamo en el río y sacó al pez”.
El resurgir en los escenarios de Miami
Hoy, Albertico Pujol ha logrado abrirse paso en la escena artística de Miami. Su participación en el remake de «Los Pájaros Tirándole a la Escopeta» ha sido un éxito, devolviéndole ese contacto con el público que tanto extrañaba.
Sin embargo, el actor no descarta que su futuro lo lleve por otros caminos, lejos de los escenarios. “Creo que mi final va a ser pintando, porque es ahí donde me encuentro mucho más libre”, confesó, mostrando esa faceta creativa que lo acompaña desde siempre.
El premio más grande: la familia
A pesar de los obstáculos, Pujol afirma que su mayor logro no está en el teatro ni en la televisión, sino en su familia. “Tengo el premio más grande del mundo: que mis hijas, mi nieta y mi otra hija están bien, están estudiando. Mi hija más pequeña estudia en una tremenda universidad”, dijo con orgullo.
