La historia de Ana Aloma, una madre de Sancti Spíritus, ha conmovido a Cuba. Tras el fallecimiento de su bebé, Ana ha alzado su voz para denunciar lo que considera una negligencia médica que contribuyó a la muerte de su hijo. A través de emotivas publicaciones en redes sociales, ha rechazado la versión oficial de que la condición del pequeño era «incompatible con la vida» y ha expuesto las fallas del sistema de salud que, según ella, agravaron la situación.
Una enfermedad rara, pero tratable
Ana explicó que su hijo padecía Aciduria Metilmalónica, una enfermedad genética poco común. Sin embargo, aseguró que en Cuba existen al menos seis casos de pacientes con esta condición que llevan «una vida relativamente normal» gracias al tratamiento adecuado. Según ella, su hijo no recibió la atención que necesitaba, lo que llevó a un desenlace trágico.
Acusaciones de negligencia
La madre acusó a los médicos de someter a su hijo a un «experimento», al administrarle la vacuna pentavalente sin realizar previamente los análisis clínicos recomendados por el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI). Además, cuestionó la dieta prescrita para el bebé, describiéndola como «muy pobre» en comparación con la de otros niños que padecen la misma enfermedad.
De manera directa, Ana señaló a la doctora Magdalena Guirado Espinosa, a quien acusó de negligencia y de no atender las llamadas urgentes de la familia. «Cuento con pruebas que respaldan mi denuncia», afirmó, exigiendo la expulsión de la profesional del sistema de salud.
Un agradecimiento en medio del dolor
A pesar de su dolor, Ana reconoció el esfuerzo del equipo de Terapia Intensiva del Hospital Pediátrico de Sancti Spíritus, quienes hicieron todo lo posible por salvar a su hijo. «Agradezco su dedicación y humanidad», escribió, destacando la labor de los profesionales que estuvieron al lado del pequeño en sus últimos momentos.
Un calvario de lucha y necesidades
La muerte del bebé ha dejado en evidencia las dificultades que enfrentan las familias cubanas para acceder a medicamentos y suministros esenciales. A principios de febrero, Ana pidió desesperadamente sulfato de zinc para su hijo a través de las redes sociales, dispuesta a conseguirlo a cualquier precio.
Días antes, el 31 de enero, también solicitó ayuda para recibir el alimento especial que su hijo necesitaba, el cual había sido comprado por sus abuelos en Estados Unidos, pero que no lograron enviar a Cuba. Ana denunció que las instituciones cubanas no respondieron a sus solicitudes, ni siquiera cuando entregó documentación médica al Poder Popular para solicitar una asignación especial de gas que le permitiera atender a su hijo.
«¿Hasta cuándo va a ser esto? Están jugando con la vida de un ser humano, por favor», reclamó en esa ocasión, reflejando su frustración y desesperación.
El fatal desenlace
El 10 de febrero, una publicación de Ana ya daba cuenta del agravamiento de la salud del menor. Finalmente, el 16 de febrero, compartió la triste noticia del fallecimiento de su hijo, dejando un mensaje cargado de dolor y una demanda de justicia que ha resonado en toda la isla.