¡Asere, si creíste que la crisis energética estaba en calma, prepárate pa’ el mazacote! La luz en Cuba sigue más esquiva que el dólar en mano de jubilado. Esta vez, el combo transporte-energía se pusieron de acuerdo pa’ darle un giro dramático al mes del amor.
Viajero se achica: «¡Boletos hasta las 12, y pa’ casa!»
La Empresa Viajero y el Ministerio de Transporte tiraron la bomba: este viernes 14, las agencias cierran a mediodía pa’ «ahorrar corriente». ¿El consuelo? Venderán boletos para marzo (16 y 17), porque en Cuba planificar un viaje es como jugar al dominó: hay que ver las fichas con tres días de anticipación. Eso sí, las disculpas ya están incluidas, como el arroz en la libreta.
MTSS decreta: «Días de sofá y salario asegurado»
El Ministerio de Trabajo (MTSS) no se quedó atrás: suspendió clases y trabajos «no esenciales» los días 14 y 15. Tranquilo, que el salario llega, pero… ¿quién define qué es «esencial»? ¿El que vende pan o el que inventa memes de apagones? Lo seguro es que los servicios básicos siguen, aunque «básico» aquí a veces significa «agua cada tres días».
Lázaro Guerra (MINEM): «Está feo, pero mejora… ¿o no?»
El director de Electricidad, Lázaro Guerra, soltó la clásica: «La cosa está dura, pero esperen un respiro». Mientras, la UNE reportó un déficit del 56%: faltaron 1,810 MW en la hora pico. ¡Imagina, con 10 plantas termoeléctricas fuera de combate (6 rotas, 4 en mantenimiento) y 59 generadores distribuidos tan secos como el río Cauto! Hasta las patanas flotantes se rindieron sin combustible.
La Habana: ¿6 horas sin luz? ¡Eso es un lujo!
En otras provincias, los apagones rozan las 20 horas, pero en la capital «solo» son 6 horas programadas (y las no programadas, Dios dirá). Aunque bajaron de 10 a 7 las plantas averiadas, aún hay 331 MW «en el limbo» por problemas técnicos y 493 MW varados sin fueloil o diésel. O sea, la mejora es como un parque de diversiones sin luz: algo se mueve, pero no ilumina.
Moraleja criolla:
Este San Valentín, Cuba se viste de romántica con velas y noches sin televisor. Mientras, el pueblo, entre cortes y colas, practica el arte de la paciencia: «Si la luz vuelve, bien; si no… ¡a inventar como siempre!»