¿Te imaginas caminar por un pueblo que parece sacado de una película de los años 20, con casas de madera y tejas, calles tranquilas y una historia que mezcla chocolate, azúcar y ferrocarriles? Pues ese lugar existe, y se llama Hershey, un rincón único en Cuba que parece haberse detenido en el tiempo.
Un pueblo con sabor a chocolate
Hershey, fundado por el magnate del chocolate Milton Hershey, es un pedacito de Estados Unidos en medio de la isla caribeña. A principios del siglo XX, Hershey llegó a Cuba y se enamoró de este lugar, donde decidió construir una réplica exacta de un pueblo de Pennsylvania. Aquí, no solo se producía el famoso chocolate Hershey, sino que también funcionaban varios centrales azucareros que exportaban directamente a EE.UU.
Hoy, el pueblo lleva el nombre de Camilo Cienfuegos, pero para los locales sigue siendo Hershey, un lugar que conserva su encanto y su historia.
Casas que cuentan historias
Lo primero que llama la atención en Hershey son sus casas de estilo americano, únicas en Cuba. Con techos de madera y tejas, columnas anchas y portales espaciosos, estas viviendas parecen sacadas de un cuento. En su momento, estas casas estaban reservadas para los jefes y trabajadores estadounidenses, mientras que los cubanos vivían en zonas más modestas.
«Los americanos tenían sus chalets lujosos, y los cubanos no podían entrar a esa zona sin un permiso especial», nos cuenta un residente mientras caminamos por las calles empedradas. Hoy, muchas de estas casas siguen en pie, algunas convertidas en alojamientos para turistas, otras simplemente abandonadas, pero todas con una historia que contar.
La fábrica y el tren: vestigios de una época dorada
Uno de los lugares más impresionantes de Hershey es la antigua fábrica de chocolate, hoy en ruinas pero aún majestuosa. Aquí, enormes estructuras de metal oxidado y maquinaria pesada nos recuerdan el esplendor de una época en la que Hershey era un centro industrial clave en Cuba.
Pero si hay algo que define a este pueblo, es su tren eléctrico, el primero de su tipo en América. Aunque hoy funciona más como una atracción turística que como un medio de transporte eficiente, el tren sigue siendo un símbolo de la innovación que Hershey trajo a la isla. Por solo 5 pesos cubanos, puedes subirte y vivir la experiencia de viajar en un vagón que parece sacado de una película antigua.
Un pueblo que resiste al tiempo
A pesar de los años y el abandono, Hershey sigue siendo un lugar mágico. Sus calles tranquilas, sus casas bien conservadas y su gente amable hacen que visitarlo sea como viajar en el tiempo. «Aquí no parece Cuba, parece un pueblo de los años 20», comenta un turista mientras pasea por el pueblo.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Muchas de las estructuras están en mal estado, y el pueblo ha perdido gran parte de su población original. Aun así, Hershey sigue siendo un patrimonio histórico que vale la pena preservar.
¿Vale la pena visitar Hershey?
Si eres de los que disfrutan explorar lugares con historia y encanto, Hershey es una parada obligatoria en tu viaje a Cuba. Aquí, cada casa, cada calle y cada rincón tiene una historia que contar. Y si te animas a quedarte, puedes alojarte en uno de los chalets restaurados, donde sentirás que has viajado en el tiempo.
Así que ya sabes, si quieres conocer el último pueblo americano en Cuba, ponte tus zapatos más cómodos y prepárate para explorar Hershey. ¡Te aseguro que no te arrepentirás!
¿Has visitado Hershey? ¿Qué te pareció? Déjanos tu opinión en los comentarios y no olvides compartir este artículo con tus amigos. ¡Nos vemos en la próxima aventura!
