Si pensabas que Elon Musk solo estaba ocupado revolucionando la tecnología y lanzando cohetes al espacio, prepárate para sorprenderte. En 2013, el magnate de Tesla y SpaceX hizo una visita a La Habana con una misión diplomática, y lo curioso es que muy pocas personas lo sabían. Lo acompañaban el actor Sean Penn y el inversionista Shervin Pishevar, en un intento por negociar la liberación del contratista estadounidense Alan Gross.
Un viaje inesperado con fines políticos
A diferencia de lo que podrías imaginar, Musk no aterrizó en Cuba para hablar de carros eléctricos o inteligencia artificial. En aquel momento, su intención era contribuir a un esfuerzo diplomático vinculado al gobierno de Barack Obama. Alan Gross, un contratista estadounidense, había sido arrestado en Cuba y su situación se había convertido en un obstáculo para las relaciones entre Washington y La Habana.
Este viaje, que pasó desapercibido por muchos, fue reportado recientemente por el periodista Wilfredo Cancio Isla en Café Fuerte. Y aunque en su momento no tuvo mucho eco, ahora resulta sorprendente verlo a la luz de la postura política que Musk ha asumido en los últimos años.
Musk en la Universidad de las Artes de La Habana
Durante su estancia en la isla, la comitiva de Musk recorrió las calles de La Habana, se reunió con funcionarios y visitó la Universidad de las Artes (ISA). Oficialmente, la excusa del encuentro fue discutir sobre el acceso a internet en el sector educativo cubano, un tema que, en ese entonces, estaba lleno de restricciones y regulaciones.
Cabe recordar que en aquel momento, Musk era un seguidor fiel del Partido Demócrata. De hecho, había sido un generoso donante de la campaña de reelección de Obama en 2012. Pero las cosas han cambiado radicalmente desde entonces. Hoy en día, Musk es un abierto crítico del gasto público y apoya a figuras políticas conservadoras como Donald Trump.
Del deshielo a la guerra política
El viaje de Musk ocurrió en un momento clave. Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos estaban en un punto tenso, y la liberación de Gross se consideraba fundamental para avanzar en el «deshielo» diplomático que finalmente se anunció en diciembre de 2014. Sin embargo, el propio Musk ha cambiado su visión respecto a la política exterior estadounidense.
Desde la llegada de Trump a la presidencia, el magnate ha criticado el financiamiento de programas como la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), llamándolos «organizaciones criminales». En su cruzada contra el gasto público, también ha promovido recortes que afectan directamente a proyectos de ayuda internacional, incluyendo aquellos que apoyan a medios independientes y organizaciones de la sociedad civil en Cuba.
Alan Gross: del cautiverio a la crítica
Alan Gross pasó cinco años en prisión en Cuba tras ser acusado de atentar contra la «independencia nacional y la integridad territorial del Estado». Su arresto se debió a su intento de instalar redes de comunicación satelital, lo que en aquel entonces era considerado ilegal en la isla. Finalmente, fue liberado en 2014, como parte del acuerdo que marcó el restablecimiento de relaciones entre ambos países.
A pesar de su experiencia, Gross no adoptó una postura de venganza contra Cuba. En 2019, durante una entrevista con el medio CiberCuba, criticó las sanciones impuestas por la administración de Trump, argumentando que dañaban más al pueblo cubano que al gobierno. También señaló la ironía de que, hoy en día, las actividades por las que fue encarcelado son legales en la isla.
Gross defiende el crecimiento del sector privado como clave para el futuro económico de Cuba y ha manifestado que el embargo no ha sido eficaz. En sus declaraciones, ha dejado claro que su visión está más alineada con el apoyo al pueblo cubano que con estrategias de presión política.
Una historia poco conocida
El viaje de Elon Musk a Cuba es un episodio poco documentado, pero ofrece una perspectiva interesante sobre su evolución política. De empresario progresista a influyente actor conservador, su cambio de postura es una muestra más de cómo la política estadounidense ha dado giros inesperados en la última década.
Aunque Musk no logró la liberación de Gross en ese momento, su participación en esta historia demuestra que, más allá de los negocios y la tecnología, siempre ha tenido un ojo puesto en la política global.
Y tú, ¿conocías esta historia sobre Musk en La Habana?