El gobierno de Estados Unidos ha puesto en marcha un polémico plan impulsado por la administración de Donald Trump para trasladar a hasta 30,000 migrantes a la Base Naval de Guantánamo, ubicada en Cuba. La medida busca aliviar la presión sobre los centros de detención en territorio estadounidense y se enfocará en albergar a migrantes irregulares acusados de crímenes.
¿Qué implica el plan?
El secretario del Departamento de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, anunció que su agencia está trabajando para habilitar un área dentro de la base con este propósito. “Estamos dispuestos a apoyar la directiva del presidente para asegurarnos de que tengamos un lugar para los delincuentes ilegales violentos cuando sean deportados del país”, declaró Hegseth en un video publicado en sus redes sociales.
La orden ejecutiva, firmada por Trump, instruye al Departamento de Defensa y al Departamento de Seguridad Nacional a ampliar el Centro de Operaciones Migratorias de la base hasta su máxima capacidad. Según Trump, EE.UU. cuenta con 30,000 camas en Guantánamo para albergar a lo que describió como “los peores inmigrantes ilegales criminales que amenazan al pueblo estadounidense”.
Justificación de la Casa Blanca
La Casa Blanca defiende la medida como una estrategia para gestionar la crisis migratoria, impulsada por el plan de deportaciones de la administración actual. “Algunos de ellos son tan malos que ni siquiera confiamos en que los países los retengan. Así que los vamos a enviar a Guantánamo”, declararon fuentes oficiales.
Además, argumentan que esta medida duplicará la capacidad de detención de manera inmediata y contribuirá a “erradicar el azote de la delincuencia migratoria en nuestras comunidades de una vez por todas”.
Reacción de Cuba: “Una brutalidad”
El gobierno cubano no tardó en responder. Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, calificó la decisión como un “acto de brutalidad” y recordó que la base se encuentra en “territorio cubano ilegalmente ocupado”. En sus redes sociales, Díaz-Canel escribió: “El nuevo gobierno de EE.UU. anuncia el encarcelamiento en la Base Naval de Guantánamo de miles de migrantes que expulsa forzosamente, ubicándolos junto a las conocidas cárceles de tortura y detención ilegal”.
Por su parte, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó que la decisión muestra un “desprecio hacia la condición humana y el Derecho Internacional”. Rodríguez reiteró que la base es un “territorio de Cuba ilegalmente ocupado” y fuera de la jurisdicción de las cortes estadounidenses.
La Base Naval de Guantánamo: Un símbolo de conflicto
La Base Naval de Guantánamo es un territorio controlado por EE.UU. en el sureste de Cuba, con una historia marcada por disputas geopolíticas. Desde 1903, EE.UU. y Cuba firmaron un arrendamiento perpetuo de la base por 4,085 dólares anuales, un acuerdo reafirmado en 1934 con la Enmienda Platt. Sin embargo, desde 1959, Cuba considera la base como un territorio ocupado ilegalmente y se niega a aceptar los pagos de arrendamiento.
La base se hizo notoria en 2002 cuando EE.UU. la utilizó para albergar la prisión de Guantánamo, donde se detuvo a presuntos terroristas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Las denuncias de tortura y detención indefinida han generado críticas de organismos internacionales y grupos de derechos humanos. A pesar de los intentos por cerrar la prisión, sigue en funcionamiento con una población reducida de detenidos.
¿Qué sigue?
El anuncio de trasladar a miles de migrantes a Guantánamo ha reavivado las tensiones entre EE.UU. y Cuba, con la base como epicentro de un nuevo conflicto diplomático. Mientras la administración Trump justifica la medida como una solución a la crisis migratoria, Cuba la denuncia como una violación a la soberanía y los derechos humanos.
¿Será este el inicio de un nuevo capítulo en las complejas relaciones entre ambos países? Por ahora, las palabras de advertencia del gobierno cubano resuenan fuerte, pero las acciones concretas aún están por verse.