Viajar a Cuba con regalos para la familia puede convertirse en toda una odisea, y si no, que lo diga Amaya Alayón. Esta cubana residente en Estados Unidos compartió en TikTok una anécdota que dejó a todos boquiabiertos: un enfrentamiento en la aduana cubana que terminó con un televisor roto y una advertencia por desorden público.
La historia, publicada en su cuenta @amayachacha101, ha generado cientos de reacciones, especialmente entre quienes han pasado por experiencias similares al intentar llevar electrodomésticos a la isla. Porque si algo es seguro, es que en la aduana de Cuba los nervios siempre están a flor de piel.
El problema con el televisor y la desesperación en la aduana
Todo empezó cuando Amaya llegó al control de importaciones con varios regalos, incluyendo un televisor. Hasta ahí, todo normal. Sin embargo, al presentarse ante los funcionarios, le informaron que no podía pasarlo porque excedía el límite permitido.
Intentando resolver la situación, Amaya le sugirió a la funcionaria «hacerse la loca» y aceptar un «dinerito» para dejar pasar el televisor. Pero la respuesta fue un rotundo no. La empleada no solo se negó, sino que también comenzó a registrar el número de serie del equipo para confiscarlo.
Ahí fue cuando la paciencia de Amaya se agotó. En un arranque de frustración, tomó el televisor y lo dejó caer al suelo, rompiéndolo en mil pedazos. «Me pusieron un warning, una advertencia por desorden público», contó con resignación.
El drama continúa fuera del aeropuerto
Pero la tensión no terminó ahí. Ya fuera del aeropuerto, aún con los ánimos caldeados, Amaya tuvo un fuerte enfrentamiento verbal con su padre. Aunque admite que su papá es su adoración, la rabia del momento la hizo decir cosas de las que luego se arrepintió. «Le dije, mírame bien porque esta es la última vez que me vas a ver», confesó, dejando claro que su reacción estuvo cargada de emociones intensas.
«Voy a Cuba porque me da la gana» – La respuesta de Amaya a sus críticos
Tras compartir su historia, no faltaron los comentarios cuestionando por qué sigue viajando a Cuba si ha vivido situaciones tan desagradables. Su respuesta fue directa y sin filtro: «Sigo yendo porque me da la gana, porque voy con mi dinero, no con el tuyo, y porque tengo familia allí».
Además, dejó claro que, aunque la dictadura cubana sea «lo más asqueroso que hay», eso no le da derecho a nadie a tratar mal a los viajeros. «Nadie debería justificar el abuso en la aduana», afirmó contundente.
La historia de Amaya ha resonado con muchos cubanos dentro y fuera de la isla, reflejando la frustración de quienes enfrentan obstáculos para llevarle un poco de comodidad a sus seres queridos en Cuba. Y aunque el televisor no sobrevivió al incidente, lo que sí quedó intacto fue su determinación de seguir visitando a su familia, sin importar los problemas en el camino.
