El destino le concedió su último deseo, pero la vida no le dio más tiempo. Melquíades Limonta, un anciano cubano que pasó años en situación de indigencia en Tampa, logró regresar a su tierra natal, solo para fallecer poco después a causa de un infarto. Su historia, marcada por la nostalgia y el anhelo de volver, ha conmovido a muchos en la comunidad cubana.
Un viaje de ida en busca de un regreso
Nacido en Guantánamo, Limonta fue enviado a Estados Unidos en 1961. Con el paso de los años, las circunstancias lo llevaron a vivir en las calles de Tampa, enfrentando una realidad dura y solitaria. A pesar de ello, su deseo más grande siempre fue volver a Cuba y reencontrarse con su familia.
La esperanza de un reencuentro
Limonta soñaba con volver a ver a sus hijos, Giosvel, Carlos y Marita, y abrazar nuevamente a su hermana Magaly. En una entrevista con Roger Ramírez, un cubano que ayuda a personas en situación de calle en Tampa, expresó que su mayor deseo era regresar a su país para cerrar su ciclo en paz.
Una despedida en su tierra
Ramírez, quien confirmó el fallecimiento de Limonta, recordó cómo este anciano lo ayudó en su labor humanitaria mientras esperaba el largo proceso burocrático para su regreso. «Repartía comida», comentó, destacando la gratitud y nobleza del anciano a pesar de su propia situación.
“Mis condolencias para toda la familia en Cuba de este señor, Melquíades Limonta, que se ganó el cariño de muchos que lo conocimos”, escribió Ramírez en redes sociales. En un video conmovedor, también le dedicó unas últimas palabras, recordando que el anciano cumplió su deseo de volver al único lugar donde podía morir en paz.