Las artes escénicas cubanas están de luto por la partida de Mario Limonta, un actor que dejó una huella imborrable en la cultura del país. Ampliamente recordado por sus icónicos personajes como «El Bolao» y el sargento Arencibia, Limonta falleció poco antes de cumplir 89 años, tras una vida dedicada al arte y al entretenimiento.
Una despedida inesperada
El legendario actor se encontraba en terapia intensiva en el hospital Miguel Enríquez, en La Habana, tras haber sido sometido a una operación cerebral. Esta intervención fue necesaria debido a problemas de desorientación y otros trastornos que presentaba. Lamentablemente, no logró recuperarse, dejando un vacío en el corazón de sus seguidores y colegas.
Reacciones del gremio artístico
La noticia de su fallecimiento no tardó en generar conmoción en el mundo artístico. La directora Marilyn Solaya expresó su pesar al recordar que Limonta no pudo vivir el estreno de una de sus últimas películas, «Estrés». Sus palabras reflejan el impacto que el actor tenía no solo en la pantalla, sino también en la vida de quienes compartieron proyectos con él.
Un homenaje desde el set
El actor cubano Hilario Peña, conocido por su papel en el programa humorístico “Jura Decir La Verdad”, rindió tributo a su amigo Mario Limonta junto a otros miembros del equipo de la telenovela “Regreso al corazón”. Desde el set de grabación, Peña compartió un emotivo mensaje: “Lo que él quería y le gustaba hacer era trabajar. Desde aquí, le mandamos un aplauso en su honor”, expresó en un video cargado de sentimientos.
El último recorrido
El 21 de enero, las cenizas de Mario Limonta fueron acompañadas en una peregrinación desde su hogar en el edificio Maca, en El Vedado, hasta su descanso final en la Necrópolis de Colón. Este acto contó con la presencia de familiares, amigos, vecinos y admiradores que quisieron despedirse del actor con respeto y cariño.
Una despedida rodeada de admiración
El homenaje reunió a figuras destacadas de las artes cubanas, como Jorge Perugorría, Bárbaro Marín, Néstor Jiménez y Renecito de la Cruz. Todos ellos coincidieron en que Mario Limonta no solo fue un gran actor, sino también un ser humano excepcional, cuya pasión por su trabajo será siempre recordada.
Con aplausos, gratitud y admiración, Cuba despide a uno de sus grandes. ¡Hasta siempre, Mario!