En un giro contundente hacia las políticas internacionales, Donald Trump, en su primer día como el 47.º presidente de Estados Unidos, firmó un decreto para reincorporar a Cuba en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo. La decisión, cargada de simbolismo y peso político, ha generado un fuerte eco en la comunidad cubanoamericana y entre los líderes republicanos.
El respaldo de los políticos cubanoamericanos
María Elvira Salazar, representante republicana, no tardó en manifestar su apoyo en la red social X: “Ocho horas después de jurar como el Presidente 47, Trump puso al régimen cubano a donde pertenece: la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo. ¡Gracias, Presidente! Esto es solo el comienzo. Los sátrapas de La Habana saben que sus días están contados. ¡Cuba será libre!”. Sus palabras reflejan el entusiasmo de quienes consideran esta medida como un paso decisivo hacia la libertad de Cuba.
Por su parte, Carlos A. Giménez, otro destacado legislador cubanoamericano, expresó un mensaje más directo: “¡Su objetivo es el derrocamiento de ustedes y el fin de la dictadura que se pisotea al pueblo de #Cuba! Les queda poco”. Giménez subrayó el impacto que esta acción podría tener sobre el régimen cubano, considerándola un golpe a su estructura de poder.
Críticas a las políticas de Biden
El congresista Mario Díaz-Balart también aplaudió la medida, criticando de paso las políticas de la administración anterior: “Felicito a la Administración Trump por rescindir la desastrosa decisión de la Administración Biden de remover a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo. Desde el primer día, el presidente Trump ha cumplido con sus promesas de proteger los intereses de seguridad nacional de EE.UU. y promover la libertad en nuestro hemisferio. La era de apaciguar a los dictadores ha terminado”. Para Díaz-Balart, este acto no solo refuerza la seguridad nacional, sino que también envía un mensaje claro sobre el enfoque de la nueva administración hacia el autoritarismo en el hemisferio.
Un mensaje geopolítico claro
Rick Scott, senador republicano, fue aún más enfático en su análisis de la medida: “Día uno: el presidente Trump está deshaciendo las peligrosas y débiles políticas de apaciguamiento de Joe Biden al restablecer a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo. El régimen comunista cubano fomenta el terrorismo, alberga una estación de espionaje china a kilómetros de nuestra costa y es una fuerza desestabilizadora en el hemisferio occidental con un dictador malvado y ávido de poder. Esta es la medida correcta”. Scott destaca no solo la dimensión local de la decisión, sino también sus implicaciones internacionales, especialmente frente al contexto de tensión entre Estados Unidos y China.
Una decisión que marca el tono
La reincorporación de Cuba en la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo no solo reafirma el compromiso de Trump con sus bases republicanas, sino que también establece un precedente para su nueva administración. La medida subraya su intención de adoptar una postura dura contra el comunismo y de reforzar la influencia de Estados Unidos en el hemisferio occidental.
Con esta acción, Donald Trump deja claro que su presidencia estará marcada por un retorno a políticas de mano dura, en contraposición a lo que consideró como “debilidad” durante la administración de Joe Biden. En este escenario, queda por ver cómo reaccionarán tanto los aliados internacionales como la oposición dentro de Estados Unidos.
En definitiva, esta decisión de Trump representa un cambio significativo en la política exterior estadounidense, especialmente en relación con Latinoamérica. Su impacto en las relaciones bilaterales y en la situación interna de Cuba será un tema a seguir en los próximos meses.