El mundo artístico cubano se encuentra de luto tras la partida de Mario Limonta, un actor inolvidable que dejó una marca imborrable en el teatro, la radio, la televisión y el cine de la isla. Con personajes icónicos como «Nacho Verdecia», «El Sargento Arencibia» y «Sandalio el Vola’o», Limonta conquistó los corazones de generaciones de cubanos. Su muerte a los 89 años nos recuerda el gran legado que deja tras de sí.
El adiós a un grande
Héctor Noas, destacado actor cubano, dedicó un emotivo homenaje a Limonta en sus redes sociales, resaltando su talento y calidad humana. «Se nos fue Nacho Verdecia, El Sargento Arencibia, Sandalio el Vola’o y decenas de personajes más que interpretó con maestría», escribió Noas. Estas palabras encapsulan la versatilidad y carisma que caracterizaron a Mario en cada una de sus interpretaciones.
Un hombre decente y compañero ejemplar
Más allá de su indiscutible talento, Mario Limonta será recordado como un hombre íntegro y un colega inigualable. Noas destacó su calidad como ser humano, describiéndolo como «un hombre decente y buen compañero». Estas virtudes lo convirtieron no solo en una figura admirada por el público, sino también en un pilar entre sus colegas.
Una vida marcada por el amor y la pérdida
Los últimos años de Mario estuvieron llenos de desafíos personales. La muerte de su esposa, la actriz Aurora Basnuevo, y de su hijo Mayito, marcaron profundamente su vida. Según Noas, «la vida se te puso cuesta arriba», dejando entrever el dolor que cargaba tras estas pérdidas. Sin embargo, su pasión por el arte nunca se apagó y continuó trabajando hasta el final.
Su último regalo al público
A pesar de las adversidades, Mario Limonta dejó un regalo final para su público. Pronto lo veremos en la película Estrés, dirigida por Marilyn Solaya, donde compartió escena con otros grandes del cine cubano como Verónica Lynn y Luis Alberto García. Este filme, que todos esperamos con ansias, promete ser un digno homenaje a su trayectoria y talento. Como expresó Noas, será «un magnífico legado» para las generaciones futuras.
El legado de un maestro
La partida de Mario Limonta deja un vacío enorme en el panorama cultural cubano, pero su obra perdurará como testimonio de su genio artístico. Héctor Noas cerró su tributo con unas palabras que resumen el sentir de todos los que admiraron a Mario: «Descansa en paz, Maestro, amigo… lo mereces».
En cada escena, cada risa y cada lágrima que generó en su público, Mario Limonta sigue vivo. Su legado es un recordatorio de la riqueza y profundidad del arte cubano, y su memoria permanecerá siempre entre nosotros. ¡Hasta siempre, Maestro!