En Cuba, hasta los premios escolares son un reflejo de la realidad que vive el país. En un reciente acto de reconocimiento, los estudiantes más aplicados del Grupo 104 de Contabilidad del Instituto Politécnico Agropecuario (IPA) Mártires de Pino III recibieron, como incentivo, cuatro libras de café y un fogón de inducción.
Lo que para muchos podría parecer un premio inusual, en la isla representa un reconocimiento valioso. En un contexto donde la escasez de productos básicos es una constante, recibir café y una hornilla eléctrica es casi un lujo.
Un premio que despierta opiniones encontradas
El acto fue parte del programa de “emulación de los deberes escolares,” una iniciativa destinada a estimular el compromiso académico. En la publicación del centro educativo en redes sociales se destacó que el premio fue pensado para disfrutar de “la tradición cubana.”
Sin embargo, este estímulo no pasó desapercibido. Las imágenes del reconocimiento desataron comentarios en redes sociales, con usuarios debatiendo si estos premios son una muestra de creatividad en tiempos difíciles o un reflejo más de las carencias en la isla.
Cuando el café es un premio excepcional
En Cuba, el café es más que una bebida; es un símbolo cultural. Pero en los últimos años, conseguirlo se ha vuelto un desafío. Desde problemas de producción hasta excusas como la falta de envases, los cubanos han enfrentado dificultades constantes para adquirir café incluso en la canasta básica.
Esto explica por qué entregar cuatro libras de café como premio no es un gesto menor. Para muchos, representa un producto escaso que pocos pueden disfrutar regularmente.
No es la primera vez: Los premios más insólitos en Cuba
Este tipo de incentivos no es nuevo en la isla. Desde viandas hasta combos de productos de aseo, los premios entregados por autoridades y empresas han sido una mezcla de necesidad y creatividad.
Ejemplos abundan: trabajadoras de ETECSA han recibido plátanos y calabazas; boxeadores y atletas han sido premiados con alimentos básicos como tomates, cebollas y panes. Incluso campeones olímpicos como Idalys Ortiz han sido agasajados con modestos regalos en sus comunidades.
¿Creatividad o resignación?
Aunque algunos defienden estos gestos como una muestra del esfuerzo del Estado por reconocer a sus ciudadanos, las críticas en redes sociales no se han hecho esperar. Muchos consideran que este tipo de premios refleja la precariedad del país y la normalización de la escasez como parte de la vida diaria.
Al final, la entrega de café y un fogón de inducción a estudiantes destacados es una ventana a la realidad cubana: un lugar donde los incentivos escolares no son medallas ni trofeos, sino productos esenciales que resaltan las dificultades que enfrenta la población.
¿Tú qué opinas? ¿Es un gesto admirable o un recordatorio de lo mucho que falta por cambiar? 🌱☕