El gobierno cubano ha dado un paso importante en la gestión de su economía al cerrar un acuerdo con el Club de París, un bloque que reúne a las principales economías del mundo. Este convenio, firmado en La Habana entre el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas Ruiz y el presidente del Club, Bertrand Dumont, representa un alivio para la isla, que enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia reciente.
A través de un mensaje en la plataforma X (anteriormente conocida como Twitter), las autoridades cubanas anunciaron la noticia. En su publicación, agradecieron a los países miembros del Club de París por lo que calificaron como un gesto de «comprensión» ante la difícil situación económica. El mensaje, acompañado por una imagen del acto de la firma, destacó el peso diplomático de este acuerdo.
Renegociar las condiciones de la deuda no fue tarea fácil. Desde 2023, Cuba había estado gestionando nuevas facilidades de pago, argumentando que la crisis interna, sumada a las sanciones internacionales, hacía imposible cumplir con los términos pactados anteriormente.
El viceprimer ministro Cabrisas también señaló que la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo había complicado aún más el panorama. Esta medida, adoptada durante la administración de Donald Trump, restringió el acceso a mercados financieros internacionales y dificultó las transacciones bancarias. Sin embargo, un cambio en el escenario global trajo un poco de oxígeno: Joe Biden eliminó a Cuba de esta lista, lo que facilitó un diálogo más favorable con los acreedores.
Al cierre de 2022, la deuda de Cuba con el Club de París alcanzaba los 4.827 millones de dólares, convirtiéndola en la segunda mayor deuda externa de América Latina, solo por detrás de Venezuela. Esta cifra refleja años de compromisos financieros acumulados en un contexto de escasos ingresos de divisas, limitado flujo de inversión extranjera y los efectos de una economía golpeada por el desplome del turismo durante la pandemia.
A pesar de las dificultades, el gobierno cubano ha insistido en su compromiso de honrar sus obligaciones internacionales. Este acuerdo con el Club de París no es el primero en el que la isla renegocia su deuda, evidenciando la fragilidad persistente de sus finanzas públicas.
El anuncio llega en un momento especialmente crítico para Cuba, donde la población enfrenta apagones, escasez de bienes básicos y un éxodo masivo. Aunque la reciente exclusión de la lista de patrocinadores del terrorismo podría abrir nuevas oportunidades económicas, los resultados de esta medida tomarán tiempo en reflejarse.
Un respiro, pero no la solución definitiva. Así podría describirse este nuevo capítulo en la relación financiera entre Cuba y sus acreedores internacionales. Mientras tanto, la población sigue esperando que estos acuerdos se traduzcan en mejoras reales para la vida cotidiana.
