La reciente explosión en el almacén militar de Melones, Holguín, ha dejado una profunda herida en las familias afectadas y en la sociedad cubana. Julio César Guerrero Batista, padre de uno de los fallecidos, se ha convertido en la voz de quienes claman por explicaciones y justicia tras el devastador incidente.
Padres exigen respuestas y transparencia
Guerrero Batista, padre del joven José Carlos Guerrero García, denunció públicamente que las autoridades no han llevado a cabo una búsqueda real de los cuerpos ni han proporcionado detalles claros sobre lo ocurrido. A través de su perfil de Facebook, expresó su indignación:
«Nunca se iniciaron la búsqueda y mucho menos las investigaciones en el lugar de la explosión. ¿En qué momento se realizaron? Esta es la fecha en que los familiares aún no tienen una explicación clara de lo sucedido.»
El padre también criticó la ausencia de los principales líderes de las Fuerzas Armadas y el Partido Comunista en Holguín, quienes no se reunieron con los familiares para ofrecer condolencias. Con un dolor palpable, recalcó: «Yo quiero el cuerpo de mi hijo.»
La versión oficial: explosión por fallo eléctrico
Un día después de las declaraciones de Guerrero, el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) publicó una nota oficial en su página de Facebook. En ella, se declaró como fallecidos a los 13 desaparecidos, atribuyendo la tragedia a un fallo eléctrico que provocó un cortocircuito.
Según el comunicado, las explosiones generaron un ambiente extremadamente peligroso, con gases acumulados, daños estructurales y riesgos de derrumbe, impidiendo el acceso al área donde se encuentran los cuerpos de las víctimas.
Una tragedia que afecta a jóvenes sin experiencia
Entre los fallecidos, destacan nueve jóvenes reclutas del Servicio Militar Obligatorio, quienes carecían de preparación para enfrentar una emergencia de esta magnitud. Esta situación no es nueva en Cuba. En 2022, durante el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas, murieron 17 bomberos, incluidos cuatro jóvenes de entre 19 y 21 años, también sin experiencia suficiente.
Los familiares de las víctimas del incendio de Melones han señalado que las autoridades no realizaron esfuerzos significativos para recuperar los cuerpos. Según testimonios, se les informó que cualquier intento de búsqueda podría generar nuevas explosiones, por lo que debían esperar.
El silencio oficial y el vacío informativo
A pesar de la gravedad del suceso, las autoridades cubanas han mantenido un bajo perfil informativo. Esta falta de datos no solo genera incertidumbre, sino que también obliga a medios independientes como CubaNet a construir bases de datos propias sobre incidentes similares.
Hasta el momento, más de 40 casos documentan a jóvenes que, tras ser enviados a unidades militares, nunca regresaron con sus familias. Estos registros reflejan una realidad dolorosa que sigue afectando a cientos de hogares en la isla.
Conclusión: ¿Hacia dónde vamos?
La explosión en Melones no es solo un accidente aislado; es un recordatorio de las carencias estructurales y organizativas que persisten en Cuba. Los reclamos de los familiares, como el de Julio César Guerrero Batista, son un llamado urgente a la transparencia y al respeto por los derechos de quienes han perdido a sus seres queridos.
En un país donde el silencio oficial suele ser la norma, estas voces se alzan para exigir verdad y justicia. ¿Será este el momento en que las autoridades escuchen?
