Mientras el régimen cubano continúa responsabilizando al embargo de Estados Unidos por la severa crisis económica de la Isla, los números cuentan otra historia. En 2024, las compras cubanas a EE.UU. superaron significativamente las de años anteriores, alcanzando más de 400 millones de dólares en alimentos y productos básicos, además de 50 millones de dólares en vehículos, todas transacciones permitidas por las leyes estadounidenses.
Un aumento constante en las compras
A pesar de las repetidas declaraciones oficiales sobre la «falta de liquidez» en Cuba, las exportaciones de alimentos y productos agrícolas desde EE.UU. a la Isla no han dejado de crecer. En 2023, estas cifras alcanzaron los 342,6 millones de dólares, superando los 328,5 millones de 2022. EE.UU., incluso bajo el embargo, se posicionó como el sexto mayor exportador a Cuba.
Entre los productos más adquiridos destacan el pollo congelado, que representa alrededor del 90% del total, además de café, azúcar, carne de cerdo, leche, huevos y otros alimentos esenciales.
Compras más allá de lo básico
Más allá de alimentos, el intercambio incluye productos inusuales considerando las restricciones que La Habana denuncia. Según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU., entre los artículos adquiridos se encuentran sangre humana, penicilina G amidasa (clave para fabricar antibióticos), radares para barcos, piezas de motores de avión y otros bienes tecnológicos.
Por otro lado, el comercio de vehículos ha crecido considerablemente desde que se aprobaron estas transacciones en 2023. Solo entre enero y octubre de 2024, Cuba gastó más de 48,7 millones de dólares en carros usados y otros 4,5 millones en vehículos nuevos.
El papel de las donaciones humanitarias
Además de las compras, EE.UU. contribuye con importantes donaciones humanitarias a la Isla. Según el Consejo Económico y Comercial EE.UU.-Cuba, estas ayudas sumaron 153,8 millones de dólares en casi una década. Esto refleja un compromiso adicional de la nación norteamericana para aliviar las necesidades del pueblo cubano, a pesar de las tensiones políticas.
¿»Prohibido» comerciar? Una narrativa cuestionada
El discurso oficial del régimen cubano insiste en que el embargo de EE.UU. impide cualquier comercio significativo. Sin embargo, entidades como el Consejo Económico y Comercial EE.UU.-Cuba consideran esta narrativa engañosa.
Por ejemplo, el Consejo señaló la declaración reciente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX), que afirmó que las empresas estadounidenses tienen «prohibido comerciar con Cuba, salvo excepciones muy restringidas». Esta afirmación contrasta con la realidad de las transacciones autorizadas bajo la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales y Mejora de Exportaciones (TSREEA) de 2000, que ha permitido todas estas compras desde sus inicios.
Un discurso que ignora los hechos
Aunque los datos son públicos, el régimen de La Habana evita divulgar esta información. Mientras tanto, continúa culpando al embargo de EE.UU. por las privaciones que enfrentan los cubanos. Este contraste entre las cifras y el discurso oficial pone en evidencia la desconexión entre lo que se dice y lo que realmente ocurre.
La contradicción en el centro de la crisis
El embargo sigue siendo un tema central en la narrativa oficial, pero las cifras demuestran que Cuba ha sabido aprovechar las excepciones comerciales. ¿Por qué entonces persiste la crisis en la Isla? La respuesta parece estar más relacionada con la gestión interna que con las restricciones externas.
En definitiva, mientras el régimen repite su discurso sobre el embargo, las estadísticas señalan otra dirección: una relación comercial con EE.UU. que, aunque limitada, ha crecido significativamente, desafiando el relato oficial.