En la madrugada de este marte, la cultura cubana perdió a uno de sus grandes: Enrique Bonne, legendario compositor y creador de ritmos inolvidables, falleció a los 98 años en Santiago de Cuba, la ciudad que lo vio crecer como músico y donde dejó un legado imborrable.
Un maestro de la composición
Nacido el 15 de junio de 1926, Bonne comenzó su trayectoria como compositor en los años 50, regalando al mundo cerca de 200 piezas musicales que abarcan géneros tan variados como danzones, boleros, guarachas, sones, congas, cha-cha-chás, merengues y montunos. Su capacidad para innovar y su amor por la música lo posicionaron como una figura fundamental en la historia sonora de la isla.
El ritmo Pilón: un sello inconfundible
Uno de los mayores aportes de Bonne a la música cubana fue la creación del ritmo Pilón, popularizado por Pacho Alonso y su orquesta. Este estilo marcó una época y se convirtió en un referente del sonido cubano. A lo largo de su carrera, Bonne trabajó con grandes nombres como la Orquesta Aragón, Los Van Van, Elena Burke, Rosita Fornés, y Adolfo Guzmán, por mencionar solo algunos.
Reconocido dentro y fuera de Cuba
El impacto de la obra de Bonne trascendió fronteras, siendo reconocido y admirado por íconos internacionales como Celia Cruz, Tito Puente, Ismael Rivera, y Willy Chirino. Su música resonó en las interpretaciones de artistas y agrupaciones como Rolando Laserie, Cortijo y su combo, y las orquestas Chepín-Chovén y Estrellas Cubanas.
Canciones como «Que me digan feo», «Yo no quiero piedra en mi camino», «Dame la mano y caminemos» y «Se tambalea» son solo algunas de las joyas que dejó este prolífico compositor. En reconocimiento a su invaluable contribución, Bonne recibió el Premio Nacional de la Música, consolidándolo como uno de los grandes patriarcas de la música cubana.
Un legado que vive en su familia
Enrique Bonne no solo dejó una huella en la música, sino también en su familia. Su hijo, Ángel Bonne, también es un reconocido músico en Cuba, quien estuvo al lado de su padre hasta el último momento. A pesar de su avanzada edad, Enrique permanecía activo, compartiendo anécdotas y reflexiones sobre la historia de la música cubana con quienes lo admiraban.