En el tranquilo poblado de Chile, en el municipio de San Luis, Santiago de Cuba, la tranquilidad es solo una ilusión. Un vecino conocido como Yaniel Betancourt ha sembrado el terror con su historial de ataques violentos, dejando a su paso víctimas y cicatrices imborrables. Su último ataque, ocurrido en plena Nochebuena, ha destrozado la vida de un joven de 32 años, Raúl Montero Bertrán, quien sufrió un machetazo en la mano que le cortó los tendones.
La noche en que la violencia arruinó la Navidad
El 24 de diciembre de 2024 debía ser una noche de celebración, pero una «actividad» organizada en el pueblo terminó en un caos total. Raúl Montero no estaba involucrado en la pelea, pero, como muchos otros, decidió salir corriendo del lugar. Más tarde, se dio cuenta de que había olvidado un pomo que no era suyo y regresó. Esa decisión cambió su vida para siempre.
Yaniel, en un estado evidente de embriaguez, lo atacó con un machete, destrozando los tendones de cuatro de sus cinco dedos. Lo más indignante es que, tras el ataque, la policía no hizo acto de presencia, y el agresor permaneció tranquilamente en su casa como si nada hubiera pasado. Fue detenido días después, pero el daño ya estaba hecho.
Una lucha por sobrevivir
Mientras tanto, Raúl Montero ha tenido que someterse a dos cirugías en un hospital de Santiago de Cuba y espera una tercera intervención. Su vida ha cambiado radicalmente, y la falta de justicia agrava aún más su sufrimiento.
Lo más preocupante es el silencio que rodea este tipo de crímenes. Ni los vecinos han hablado en redes sociales ni la prensa oficialista ha hecho mención alguna. Si hoy conocemos esta historia es gracias a un familiar de Raúl, que vive en La Habana y decidió denunciar el caso públicamente.
Impunidad que indigna a Cuba
Yaniel Betancourt no es un criminal desconocido. Según testimonios, ya ha herido a varias personas en el pasado, pero las autoridades parecen hacer la vista gorda. Este caso es solo un ejemplo más de la creciente impunidad en la isla, donde delincuentes caminan libres mientras inocentes son encarcelados por razones políticas o por denunciar la verdad.
Historias como la de Raúl Montero o el múltiple asesinato en Ceballos, donde dos madres y sus hijos fueron brutalmente asesinados, reflejan una cruda realidad: en Cuba, la violencia se silencia hasta que es imposible esconderla.
¿Un llamado a la acción?
El pueblo cubano no solo enfrenta la crisis económica, sino también un sistema de justicia que parece estar al servicio del silencio. ¿Cuántos más deben sufrir antes de que algo cambie? La violencia no da tregua, y cada día son más las voces que exigen justicia.