En la intersección de las calles Capdevila y Libertad, en Holguín, un masivo escape de agua potable tiene a los vecinos al borde de la paciencia. Más de 24 horas han pasado sin que las autoridades muevan un dedo, mientras el preciado recurso se desperdicia a raudales.
¿Indolencia o insensibilidad?
Mayi Gutiérrez, residente de la zona, no ha dudado en expresar su frustración en redes sociales. Acompañada de imágenes donde el agua fluye como si se tratara de una improvisada «Fontana di Trevi», señaló: “A nadie le importa. Cuando se seque la presa, los perjudicados seremos los que no tenemos nada que ver con la solución del problema. País de la indolencia e insensibilidad. Vamos por más”.
Más allá del derroche: un problema que afecta a todos
El descontento no se limita al simple desperdicio de agua. Los vecinos temen que este tipo de negligencias agrave aún más la ya crítica situación de escasez de agua potable en la ciudad. Además, señalan los riesgos que estas fugas representan para la infraestructura local y el medio ambiente, dejando claro que el problema no solo moja las calles, sino también las preocupaciones de la comunidad.
Silencio desde las alturas
Hasta ahora, ni la empresa de acueductos ni otras entidades responsables han dado señales de vida. Este silencio institucional solo ha avivado el descontento, con vecinos y usuarios de redes sociales exigiendo una solución inmediata. Las críticas no paran, y el llamado a la acción es cada vez más fuerte.
Un mal que no es nuevo
Este escape de agua es solo uno más en la larga lista de problemas con las redes hidráulicas en Cuba. La falta de mantenimiento en las infraestructuras hídricas afecta no solo a Holguín, sino a ciudades de todo el país. Mientras tanto, los vecinos siguen viendo cómo el agua, en vez de llegar a sus hogares, se pierde sin remedio en las calles.
La indignación crece y las preguntas quedan en el aire: ¿hasta cuándo se seguirán repitiendo estos episodios? ¿Cuánto más debe esperar el pueblo para que el agua deje de ser un lujo y se convierta en un derecho garantizado?