Rayme Rojas Rojas, un joven de 20 años, estaba a solo seis meses de terminar el Servicio Militar Obligatorio y regresar con su familia. Según un primo del recluta, “él estaba contando los días porque ya casi cumplía los dos años”. Pero el destino le jugó una mala pasada. Rayme es uno de los nueve desaparecidos tras las explosiones en una instalación militar en Melones, Holguín.
Esperanza entre la incertidumbre
“Nos dicen que las labores de búsqueda siguen, y nosotros mantenemos la fe en un milagro”, comenta un familiar con evidente angustia. Sin embargo, admite que por la magnitud de las explosiones, las probabilidades no son alentadoras. Según el Ministerio de las Fuerzas Armadas (MINFAR), entre los desaparecidos hay dos mayores, dos segundos suboficiales y nueve soldados del Servicio Militar Activo (SMA).
José Carlos Guerrero García, de solo 19 años y oriundo de Banes, es otro de los desaparecidos. Su familia describe el momento como “muy duro y desesperante”, esperando cualquier novedad que pueda darles algo de consuelo.
Un patrón repetitivo: tragedias en instalaciones militares
Este no es un caso aislado. En agosto de 2022, un incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas dejó 17 bomberos fallecidos, entre ellos cuatro jóvenes de entre 19 y 21 años que también cumplían el Servicio Militar. Eran inexpertos, sin formación suficiente para enfrentar una tragedia de esa magnitud.
Ahora, con nueve jóvenes desaparecidos en Holguín, se teme que la lista de víctimas del SMA siga creciendo. Y lo más alarmante es que el gobierno cubano guarda silencio, dejando un vacío informativo que genera aún más desconcierto y dolor entre las familias.
Obligatorio y sin alternativas
En Cuba, el Servicio Militar no es una opción. Según la Ley de Defensa Nacional, los jóvenes de entre 17 y 28 años deben cumplir 24 meses de servicio obligatorio, un período que se reduce a 12 meses para quienes acceden a la universidad.
Aunque ante organismos internacionales el gobierno cubano ha defendido este reclutamiento como “voluntario”, la realidad es muy distinta. Negarse a cumplir con el SMA puede llevar penas de hasta cinco años de cárcel, según el Código Penal Militar.
Y si esto no fuera suficiente, la Constitución de 2019 eliminó cualquier posibilidad de objeción de conciencia. Esto significa que ni motivos religiosos ni ideológicos son aceptados para evitar el servicio.
Condiciones inhumanas bajo la presión militar
El Servicio Militar en Cuba no solo obliga a los jóvenes a pausar sus vidas, sino que los sumerge en un entorno de control extremo y abuso de poder. Según diversas denuncias, muchos soldados enfrentan humillaciones y maltratos, tanto por parte de sus superiores como de compañeros.
A este panorama se suma el riesgo latente al que se exponen, como lo demuestran tragedias recientes. Estas situaciones no solo cuestionan la efectividad del reclutamiento obligatorio, sino también la preparación y seguridad de las unidades militares.
¿Es común en el resto del mundo?
El régimen cubano ha intentado justificar el SMA argumentando que en muchos países es obligatorio. Sin embargo, esta afirmación no es del todo cierta. Según datos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), solo 66 países mantienen el servicio militar obligatorio, y en muchos casos se aplica de manera excepcional o selectiva.
Por ejemplo, en países como Brasil, solo entre el 5 y el 10% de los jóvenes son reclutados anualmente. En otros, como Países Bajos o El Salvador, aunque sigue regulado, no se aplica desde hace años.
Cuba destaca no solo por la obligatoriedad, sino también por la duración del servicio, que es de dos años, superando ampliamente la media internacional de 12 meses. Además, junto a Corea del Norte, es uno de los pocos países que recluta menores de edad de manera forzada, comenzando desde los 17 años.