La figura de Miguel Díaz-Canel, actual presidente de Cuba, enfrenta un panorama lleno de incertidumbres y desafíos. Elegido para un segundo mandato en 2023, su gestión podría estar marcada por una transición política crucial antes de 2028, cuando su período constitucional debería finalizar. Con la posible reelección de Donald Trump en Estados Unidos, las tensiones entre ambos países podrían aumentar, dificultando aún más la posición de Cuba en el escenario internacional.
La Sombra de Raúl Castro y la Vieja Guardia
Díaz-Canel asumió su cargo en 2018 como sucesor de Raúl Castro, quien respaldó su liderazgo. Sin embargo, el futuro de la dirigencia cubana parece incierto. La ausencia de Raúl Castro, con 93 años, y de otros líderes históricos del Partido Comunista marcará un antes y un después en la política del país. Este contexto podría abrir la puerta a cambios significativos, aunque no necesariamente hacia una dirección clara.
Mientras tanto, algunos analistas especulan sobre un posible “ajuste” en la constitución que permitiría a Díaz-Canel prolongar su mandato más allá de 2028. Sin embargo, esta idea podría enfrentar resistencia tanto dentro como fuera del Partido Comunista, especialmente considerando la falta de confianza popular en la gestión actual.
Un País en Crisis y con Pocas Soluciones
La realidad económica y social de Cuba añade más presión al panorama político. El país atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente, caracterizada por la escasez de alimentos, apagones, inflación y una creciente migración de sus ciudadanos.
El discurso oficial sigue culpando al embargo estadounidense de todos los males, pero esta narrativa pierde fuerza entre la población. Los cubanos cada vez reaccionan con más escepticismo y sarcasmo ante estas excusas, especialmente cuando se presentan iniciativas económicas polémicas, como la reciente apertura de tiendas de lujo en un contexto de penurias generalizadas.
¿Qué Papel Jugará Trump en el Futuro de Cuba?
El posible regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense podría endurecer aún más las relaciones bilaterales. Trump ya demostró durante su primer mandato una política de «mano dura» hacia el gobierno cubano, y es probable que retome las sanciones y restricciones que complican aún más la economía de la isla.
Aunque Cuba no será una prioridad inmediata para el nuevo gobierno estadounidense, su política hacia la isla tendrá un impacto significativo. En este contexto, el próximo líder cubano enfrentará un escenario marcado por sanciones internacionales, una economía en declive y la pérdida de credibilidad del gobierno ante su pueblo.
Si bien la constitución cubana establece que Díaz-Canel debe entregar el poder en 2028, todo apunta a que el camino hacia esa transición estará lleno de retos. El dirigente que lo suceda enfrentará un momento político extremadamente delicado, con una población cada vez más descontenta y un entorno internacional adverso.