Hacer predicciones sobre la economía cubana es como intentar adivinar el destino de una balsa en alta mar: lleno de variables incontrolables. Sin embargo, las primeras señales de 2025 apuntan a una tormenta cambiaria que podría golpear aún más fuerte a la ya frágil economía de la Isla. En estos primeros días del año, el dólar ha perdido más del 10% de su valor, pero no nos engañemos; lo que parece calma es solo el preludio de una tormenta.
¿Por qué el dólar bajó?
Efecto diciembre: Cada fin de año, las dinámicas económicas en Cuba cambian. La demanda de dólares disminuye porque la actividad comercial se frena, y también porque menos personas emigran en esta época. Por otro lado, la oferta de divisas aumenta debido al pico de remesas enviado por las festividades. Este desbalance temporal empuja el valor del dólar hacia abajo.
Efecto castrismo: Cada vez que el Gobierno cubano anuncia medidas económicas importantes, el resultado es un aumento de la incertidumbre. Este fenómeno se nota especialmente desde que las MIPYMES (micro, pequeñas y medianas empresas) concentran gran parte del poder de mercado. Cuando estas se detienen a «ver qué pasa», el impacto en el mercado de divisas es notable.
La reciente Resolución 56, que estataliza el comercio mayorista, y la ambigua adopción de una tasa de cambio flotante, han empeorado esta incertidumbre. Miles de MIPYMES se están viendo forzadas a abandonar sus actividades mayoristas, reduciendo su demanda de dólares mientras liquidan sus inventarios. Al mismo tiempo, el mercado cambiario ilegal está en pausa, a la espera de claridad sobre cómo operará la nueva tasa estatal.
Una caída sin fundamentos sólidos
Ni los problemas estructurales de la economía cubana ni un shock externo justifican la reciente depreciación del dólar. Todo apunta a que estamos viendo una combinación del efecto diciembre y el efecto castrismo, amplificada por la especulación que siempre surge en momentos de cambios abruptos.
Cuando estas condiciones temporales desaparezcan, el mercado volverá a su dinámica habitual: una demanda alta de dólares en un contexto de oferta limitada. Todo indica que el dólar retomará una tendencia alcista, especialmente por la crónica escasez de divisas en la Isla.
¿Qué esperar del rebote?
La presión de las MIPYMES: Aunque muchas MIPYMES están siendo expulsadas del comercio mayorista, la necesidad de bienes entre la población sigue intacta. Estas empresas buscarán reaprovisionarse, ya sea mediante mulas o las nuevas mayoristas estatales. En cualquiera de los casos, necesitarán más dólares, incrementando la presión sobre el mercado cambiario.
Emigración imparable: Con un crecimiento económico del 1% proyectado para 2025 (que incluso podría no cumplirse), las condiciones de vida seguirán empeorando. Esto incentivará a más personas a emigrar, y para eso, se necesitan divisas.
La tasa de cambio estatal flotante: Aunque aún no se han revelado detalles de este nuevo mecanismo, lo que está claro es que el Banco Central carece de reservas suficientes para estabilizar el peso. Además, las autoridades han asegurado que comprarán más dólares de los que venderán, reduciendo la oferta disponible para los particulares y encareciendo aún más el dólar en el mercado informal.
Un mercado cambiario al borde del colapso
El Gobierno está jugando un peligroso juego de equilibrio. Mantener congelada la base monetaria ha ayudado a frenar la inflación, pero también ha dejado a la población sin acceso al efectivo. Sin embargo, para sostener el nuevo tipo de cambio flotante, el Banco Central podría verse obligado a imprimir más dinero, lo que reavivaría la inflación y aumentaría el costo de vida.
Además, aunque se permita a las MIPYMES comprar dólares mediante transferencias bancarias, es cuestión de tiempo para que las nuevas mayoristas estatales enfrenten los mismos problemas de desabastecimiento que las tiendas en MLC.
Por ahora, el Gobierno ha optado por contener los precios a costa de incrementar la miseria. Sin dinero en los bolsillos, no hay demanda, y sin demanda, los precios se mantienen. Pero la introducción de un tipo de cambio flotante podría encender nuevamente la llama de la inflación.
¿Reconocen la dolarización parcial? Sí. ¿Reconocerán el desastre total? Eso está por verse. Lo que sí es seguro es que el 2025 será otro año de lucha para la economía cubana, con el dólar como protagonista de una historia que parece no tener fin.
