La reciente apertura de un supermercado en 3ra y 70, en el municipio Playa de La Habana, ha encendido las redes sociales y las calles. ¿La razón? Solo acepta dólares en efectivo o tarjetas vinculadas a cuentas en divisas, dejando al margen a la mayoría de los cubanos que dependen de un peso nacional cada vez más devaluado. Esta medida ha sido recibida con indignación, sobre todo porque el vuelto, si es menor a un dólar, se entrega en caramelos.
Pago en dólares y cambio en caramelos: ¿Modernidad o burla?
Una de las prácticas más cuestionadas de este nuevo establecimiento es el uso de caramelos como vuelto cuando las cantidades no alcanzan el dólar entero. Sin monedas pequeñas en circulación, los compradores se ven forzados a aceptar dulces o chucherías a cambio de su dinero. Este detalle ha despertado críticas feroces, pues muchos lo consideran un guiño amargo a las épocas más difíciles de la economía cubana.
Esta situación evoca recuerdos de otros momentos en la historia reciente, cuando el gobierno implementó cambios monetarios que dejaron a miles de personas sin sus ahorros. Cada transformación ha sido una carga pesada para los cubanos, quienes ven en estas medidas una forma institucionalizada de abuso.
Memorias de una economía injusta
El vuelto en caramelos trae a la memoria los mecanismos que han marcado las políticas económicas en Cuba desde los años 60. Desde el reemplazo del peso cubano original hasta la eliminación del CUC, cada cambio ha generado más desconfianza en la gestión financiera del país. Prácticas como la «Casa del Oro» en los años 90, donde las familias entregaban sus joyas a cambio de los tristemente célebres «chavitos», son aún recordadas con amargura.
Lo mismo ocurrió con los certificados de divisas en los 80, y más recientemente, con la conversión forzada de cuentas en dólares a CUC, y finalmente, a pesos cubanos. Cada episodio dejó a miles de cubanos afectados, reforzando la percepción de que el sistema está diseñado para beneficiar a una élite mientras carga sobre la mayoría los costos de sus decisiones.
Un supermercado de lujo en medio de la crisis
Este nuevo mercado no es cualquier tienda. Ubicado dentro del Hotel Gran Muthu Habana, gestionado por la cadena MGM Muthu Hotels y el grupo Gaviota bajo la dirección de GAESA, es un espacio exclusivo lleno de productos que la mayoría solo puede soñar con adquirir. Desde alimentos y artículos de higiene hasta electrodomésticos, la oferta contrasta brutalmente con las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), casi siempre vacías.
En un país donde gran parte de la población lucha por acceder a lo básico, este supermercado simboliza las desigualdades profundas que atraviesan el día a día en Cuba. Es un reflejo más de la dolarización de la economía, que prioriza la entrada de divisas mientras el peso cubano sigue perdiendo valor.
Caramelos como símbolo de la desconexión
La apertura de este supermercado es mucho más que un evento económico; es un recordatorio de las tensiones sociales que se viven en la isla. Para muchos, el vuelto en caramelos no es más que un símbolo del desdén de las autoridades hacia las necesidades reales de la población, un reflejo de un sistema donde las prioridades de la gente común siempre quedan en segundo plano.
Mientras algunos pueden permitirse el lujo de comprar en 3ra y 70, la mayoría solo puede mirar desde afuera, enfrentándose cada día a una economía que parece estar diseñada para excluirlos.
