El reciente concierto del reguetonero cubano Bebeshito en Miami ha generado un intenso debate en redes sociales y medios de comunicación, con opiniones encontradas entre los defensores del evento y sus críticos más acérrimos. Desde la prensa oficialista cubana, no se han escatimado palabras para destacar lo que consideran un triunfo cultural, mientras arremeten contra figuras como Alexander Otaola.
El «innombrable» y el concierto que lo desbordó
En un podcast reproducido por Cubadebate, la periodista Arleen Rodríguez Derivet calificó el espectáculo de Bebeshito como “una nueva derrota del innombrable”. La referencia directa a Otaola, quien había pronosticado que el estadio no se llenaría, fue acompañada de ironías sobre su falta de influencia.
Bárbara Betancourt, otra periodista del régimen, comentó en el mismo espacio: “El innombrable no pone una. Quítenle el cartel de influencer que no parece influir ya sobre nadie. Salvo para llevarle la contra”, en un claro intento de minimizar su relevancia dentro de la diáspora cubana en Miami.
El reguetón: de la crítica al reconocimiento oficial
En un giro inesperado, el artículo recordó las palabras del gobernante Miguel Díaz-Canel durante el Congreso de la UNEAC. En esa ocasión, Díaz-Canel pidió dejar atrás las actitudes elitistas hacia el reguetón y sumarlo a la política cultural de la Revolución. Esta postura, que antes hubiera sido impensable, refleja un esfuerzo por apropiarse de fenómenos populares como el reguetón y el reparto.
Según el artículo, el Estado cubano «no ha estado de espaldas al fenómeno», admitiendo que así como Bebeshito llenó un estadio en Miami, en Cuba también logra abarrotar locales con su música.
El impacto del evento desde otras perspectivas
El concierto de Bebeshito, celebrado en el Pitbull Stadium de Miami, reunió a más de 20,000 personas, lo que la periodista Ana Teresa Badía, de Radio Rebelde, calificó como un evento sin precedentes. En una publicación en Facebook, aseguró: “Nunca antes un cubano del género urbano había protagonizado un espectáculo de tanta magnitud en Estados Unidos”.
Badía también hizo un llamado a fomentar políticas culturales más inclusivas, sugiriendo que el género podría beneficiarse de letras “menos groseras y más aportadoras”. Destacó que el reguetón repartero es un fenómeno cultural y sociológico que merece atención y análisis más allá de la crítica superficial.
Por su parte, Oni Acosta Llerena adoptó un enfoque más reflexivo. Subrayó que el contexto es crucial para entender el alcance de estos fenómenos. “Veinte mil personas en Miami, epicentro del reguetón y el reparto para audiencias de origen cubano y latino, no es un medidor definitivo”, comentó, dejando entrever que el éxito en un escenario específico no necesariamente refleja un fenómeno global.