Hace 33 años, las fiestas de fin de año en Cuba tenían un soundtrack inconfundible. Mientras en las emisoras sonaban éxitos como La bilirrubina y Ojalá que llueva café de Juan Luis Guerra, o los boleros de Luis Miguel, una canción destacaba por su significado emocional: “Ya viene llegando” de Willy Chirino.
Aquel diciembre de 1991, la ilusión de un cambio político en la Isla estaba en el aire. Para muchos, ese sería el último año del régimen castrista. La caída del Muro de Berlín en 1989 y el colapso de los gobiernos comunistas en Europa del Este auguraban un desenlace similar en Cuba.
El Fin de la Unión Soviética y un Futuro Incierto para Cuba
El 25 de diciembre de 1991, Mijaíl Gorbachov renunció a la presidencia de la Unión Soviética, marcando el fin oficial del bloque socialista. Seis días después, el 31 de diciembre, el país dejó de existir para transformarse en la Federación Rusa.
Para el gobierno cubano, este colapso significó la pérdida de su principal aliado económico y político. Con la URSS desintegrada, el régimen quedó “huérfano”, sin el respaldo que durante décadas lo había sostenido.
El Inmovilismo del IV Congreso del PCC
A pesar de las esperanzas populares, el régimen dejó claro que no tenía intención de cambiar. En el IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, celebrado en octubre de 1991, se impuso una política de inmovilismo.
Aunque se aprobaron medidas menores, como el trabajo por cuenta propia y las elecciones directas de diputados, las bases fundamentales del sistema permanecieron intactas. El partido único, la economía centralizada y el liderazgo de Fidel Castro no eran negociables.
Mientras tanto, Fidel proclamaba su ya célebre lema: “Socialismo o muerte”, mientras Cuba se sumía en una crisis devastadora conocida como el Periodo Especial.
Del Periodo Especial al Desastre Actual
Aquel Periodo Especial, marcado por la escasez extrema, el hambre y los apagones, parecía insuperable. Sin embargo, comparado con la situación actual, aquellos años parecen casi llevaderos.
Hoy, las políticas económicas fallidas del postfidelismo han llevado a los cubanos a una crisis aún más profunda. Hambre, inflación y apagones se han multiplicado, dejando al país en una situación desesperada.
¿Un Nuevo Fin de Año con Esperanzas de Cambio?
Este 31 de diciembre, muchos cubanos vuelven a sentir lo mismo que en 1991: la sensación de que el cambio está cerca. Aunque el escepticismo está presente —“eso lo escuchamos todos los años”, dicen algunos—, incluso los más desilusionados creen que algo grande está por suceder.
El régimen enfrenta la situación más adversa de su historia. A pesar de sus intentos por proyectar confianza, la desesperación se nota. Las amenazas de represión no han logrado frenar el descontento popular, que parece acercarse a un punto de quiebre.
Un Escenario Internacional Desfavorable
A nivel internacional, las cosas tampoco pintan bien para el gobierno cubano. En el horizonte asoma una nueva administración estadounidense, con figuras como Marco Rubio, que probablemente endurecerá las sanciones contra la Isla.
El Cántaro a la Fuente
El destino del régimen parece inevitable. “Tanto va el cántaro a la fuente que se rompe”, dice un viejo refrán que hoy resuena con fuerza en el imaginario cubano.
No sabemos cómo ni cuándo ocurrirá, pero el consenso es claro: el cambio es inminente. Cuba está en un punto de no retorno, y el futuro de la nación está en juego.
¿Será este el año en que finalmente llegue el cambio? Déjanos tu opinión en los comentarios.