La agencia de viajes Havanatur ha anunciado la próxima inauguración del Hotel Torre K-23, un lujoso proyecto ubicado en el corazón de La Habana. Con un diseño imponente y un costo que supera los 200 millones de dólares, este hotel ha generado debates encendidos sobre sus prioridades en medio de la crisis que atraviesa Cuba.
En sus redes sociales, Havanatur compartió un breve video promocionando el hotel, acompañado por el mensaje: «2025 será el año en que abrirá el hotel más alto de Cuba”. Este rascacielos se encuentra estratégicamente en la concurrida intersección de 23 y K, justo frente a la icónica heladería Coppelia en El Vedado.
Fecha de apertura: ¿15 de enero?
Aunque el video no especificó la fecha exacta de inauguración, ante la pregunta de un seguidor, Havanatur respondió que podría ser el 15 de enero de 2025, según han informado varios medios. Este dato ha despertado aún más curiosidad y controversia entre los cubanos.
Un costo que divide opiniones
El Hotel Torre K-23, cuya construcción requirió una inversión de más de 200 millones de dólares, ha sido criticado por muchos como un símbolo del despilfarro en un momento crítico para la población cubana. En un país que enfrenta una aguda crisis energética, hospitales en condiciones precarias y carencias básicas, las prioridades del régimen han sido cuestionadas.
El arquitecto cubano Julio Herrera se sumó al debate al compartir en Instagram un video donde muestra qué proyectos de infraestructura y servicios sociales podrían haberse financiado con esa suma. Su crítica resonó entre quienes consideran el hotel un ejemplo más de la desconexión entre las autoridades y las necesidades reales del pueblo.
«El Mirador de la Miseria»
Desde su inicio, la construcción del Hotel Torre K-23 ha estado bajo el escrutinio público, no solo por su elevado costo, sino también por su diseño arquitectónico. En noviembre, cuando los andamios que cubrían su entrada principal fueron retirados, muchos transeúntes comenzaron a llamarlo irónicamente «El Mirador de la Miseria», reflejando la incongruencia de un proyecto tan ostentoso en una ciudad marcada por el deterioro.
Un contraste que no se puede ignorar
La Torre K-23, con su altura y lujo, pretende posicionarse como un atractivo para el turismo internacional. Sin embargo, su construcción en medio de una de las peores crisis económicas de las últimas décadas ha hecho que para muchos sea difícil verlo como un avance. Más bien, para muchos cubanos representa una brecha cada vez mayor entre los intereses del régimen y las necesidades de la población.
Con su apertura programada para 2025, el Hotel Torre K-23 seguirá siendo un símbolo polarizante, reflejando tanto el deseo de mostrar modernidad como las profundas contradicciones de la realidad cubana.