«Me niego a renunciar a mi cena de fin de año», declara Alina, jubilada y devota católica, mientras enfrenta las dificultades de mantener sus tradiciones en medio de la crisis. Este fin de semana, como cada año, asistió a la feria agropecuaria organizada por el Gobierno en Santiago de Cuba, esperanzada por los precios anunciados con anticipación. Sin embargo, la realidad estuvo lejos de las expectativas.
Camiones Vacíos y Productos de Baja Calidad
La feria se extendió por varios barrios de la ciudad, desde Trocha hasta el distrito José Martí. Los camiones, supuestamente cargados de productos agrícolas a precios subsidiados, llegaron con mercancías que dejaban mucho que desear en términos de calidad. Aunque los particulares podían vender en las áreas de la feria, debían acogerse a los precios oficiales, lo que llevó a muchos santiagueros a buscar opciones mejores fuera del evento.
Ángel Luis, quien maneja un puesto en Micro 9, fue claro: «Las cooperativas agropecuarias traen lo que les queda. La mejor mercancía no llega aquí, los precios del Gobierno no le dan la cuenta a nadie».
Rebajas que No Llegaron a Todos
Entre los productos más esperados estaban los cárnicos, especialmente los cerdos vivos para asar en púas, una tradición imprescindible en la cena de fin de año cubana. Aunque los precios publicados prometían un cerdo en pie a 300 pesos y cortes de carne a 600 pesos por libra, la realidad fue distinta: los camiones nunca llegaron.
Carlos, un santiaguero que pasó la noche en una cola con la esperanza de adquirir un cerdo, se fue con las manos vacías. «Todos los años traen camiones con cerdos, pero este año ni los vimos. Tampoco hubo pavos, ovejos o chivos, que suelen complementar las ofertas», lamenta.
La Indignación de los Consumidores
La frustración fue generalizada. Dania, otra asistente a la feria, no pudo ocultar su enfado: «Esto no sirve. No hay ni naranjas, ni mandarinas. Lo que trajeron son tomates pequeños, cebollitas blancas y malanga que no duró ni 20 minutos. Y de carne, nada».
Ante la falta de opciones en la feria, los santiagueros recurrieron a los mercados de particulares, donde los precios eran desorbitantes. René, quien esperaba comprar un cerdo entero, terminó pagando 9.600 pesos por un pernil en un kiosco en Cuabitas. «Con ese dinero el año pasado compré dos cerdos enteros. Pero este año es imposible», cuenta resignado.
Promesas Vacías y el Peso de la Crisis
Los habitantes de Santiago de Cuba se preguntan por qué el Gobierno sigue organizando ferias si no puede garantizar el suministro. Alina, quien esperaba mejores resultados, reflexiona: «Publicaron los precios con mucha anticipación y eso ilusionó a la gente. Pero al final, terminamos comprando a los particulares».
Este fin de año, muchos cubanos tendrán que adaptarse. El pollo, si tienen suerte, será la opción principal para quienes no pueden permitirse el cerdo. Alina, por su parte, optó por comprar pollo en una MIPYME. «No es lo mismo, pero lo importante es cenar y celebrar que llegamos al 2025», dice con esperanza, aunque sin dejar de criticar: «Ojalá este sea el último año del desastre revolucionario cubano».
