Cuba enfrenta un panorama sombrío en su sector turístico, otrora motor clave de la economía. Este año, la isla apenas logró recibir 2,2 millones de turistas, quedándose lejos incluso de la meta revisada de 2,7 millones, de un objetivo inicial de 3,2 millones de visitantes. Esta cifra representa un retroceso significativo, como reconoció el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, durante una reciente reunión previa a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Un sector en declive constante
El ministro subrayó que la isla acogió incluso menos visitantes que en 2023, año en el que se registraron 2,4 millones de turistas. Comparado con los 4,7 millones de viajeros internacionales que arribaron en 2018, el contraste es abrumador. Este descenso no solo refleja los estragos de la pandemia de Covid-19, sino también los efectos acumulativos de una crisis energética sin precedentes y la devastación causada por desastres naturales.
Proyecciones conservadoras para 2025
Con un enfoque más cauteloso, García Granda presentó un plan para atraer 2,6 millones de turistas en 2025, un incremento del 18% respecto a las cifras de este año. Sin embargo, alcanzar esta meta no será tarea fácil. El ministro reconoció que es crucial ofrecer un producto turístico digno, que despierte interés y confianza en los visitantes, un reto que exige mejorar la calidad de los servicios en hoteles, restaurantes y demás instalaciones turísticas.
Factores que afectan al turismo cubano
Entre las razones que han golpeado al sector, el ministro señaló:
- Falta de financiamiento e insumos esenciales.
- Migración masiva de trabajadores especializados en turismo.
- Colapso del Sistema Eléctrico Nacional, que ha afectado operaciones y servicios.
- Impacto de dos huracanes que dejaron daños significativos en infraestructuras clave.
Estas condiciones han hecho que los turistas opten por otros destinos, dejando a Cuba con ocupaciones hoteleras muy bajas.
Un sector que no logra levantar cabeza
El turismo cubano, que en su mejor momento generaba ingresos superiores a 3 mil millones de dólares anuales, no ha podido recuperar las cifras prepandemia. Incluso mercados tradicionales como Canadá, España y Alemania han mostrado un descenso en el número de visitantes.
Por otro lado, las quejas de los turistas son constantes: mala calidad del servicio en hoteles, poca higiene en las habitaciones y hasta escasez de alimentos en los buffets todo incluido. Estas deficiencias, según los expertos, están alejando a los viajeros, quienes prefieren gastar su dinero en destinos con mejores condiciones y experiencias.
Críticas al modelo turístico cubano
El presidente de Havana Consulting Group, Emilio Morales, lanzó un comentario contundente sobre la situación:
“¿Quién va a pagar miles de dólares por un pasaje de avión, y después por la estancia, para ir a ver el infierno? Ese segmento turístico, esa modalidad, no existe”, afirmó en noviembre pasado.
Morales también criticó al consorcio GAESA, administrado por los militares, que en los últimos 15 años ha invertido 24 mil millones de dólares en el sector turístico sin justificación aparente, ya que las tasas de ocupación hotelera ni siquiera alcanzan el 25%.
Un futuro incierto
El turismo en Cuba se encuentra en una encrucijada, atrapado entre los desafíos económicos internos y una creciente competencia internacional. La isla necesita reinventarse, mejorar sus servicios y recuperar la confianza de los viajeros si quiere volver a ser un destino atractivo en el Caribe.
Mientras tanto, las preguntas persisten: ¿podrá Cuba superar las barreras actuales y devolver al turismo su papel como pilar económico? El tiempo lo dirá.