El pasado 23 de diciembre, la tierra volvió a temblar en el oriente de Cuba. Un sismo de magnitud 6.1 sacudió el municipio de Guamá, en Santiago de Cuba, generando 405 réplicas hasta la fecha, según informó Enrique Diego Arango, jefe del Servicio Sismológico Nacional de Cuba. De estas, tres han sido perceptibles para la población, lo que mantiene a los residentes en alerta constante.
Más de 8,000 réplicas desde noviembre
Este evento no llega solo. Desde los sismos de magnitudes 6.0 y 6.7 ocurridos el 10 de noviembre, se han registrado 8,710 réplicas, de las cuales 140 fueron perceptibles. Estos datos, compartidos en redes sociales, subrayan la creciente actividad sísmica en la región oriental, una de las más vulnerables de la isla.
El epicentro del reciente sismo se localizó a 35 kilómetros al suroeste de Chivirico y no solo dejó un rastro de movimientos telúricos, sino también deslizamientos de tierra y daños materiales significativos.
Carreteras bloqueadas y comunidades incomunicadas
Uno de los mayores desafíos tras el sismo ha sido la interrupción de la carretera que conecta Granma con Santiago de Cuba. En el paso El Babujal, ubicado en el Consejo Popular Uvero, enormes rocas de hasta cuatro toneladas bloquearon completamente el tránsito, dejando incomunicadas a las comunidades cercanas.
Equipos de la empresa Emproy 15 trabajan contrarreloj para despejar las vías, mientras que otras instituciones como Vivienda, el Centro Provincial de Vialidad, EPAC y el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS) evalúan los daños y planifican medidas de emergencia.
Viviendas afectadas y riesgos geológicos
Aunque las autoridades no han reportado víctimas fatales, los daños a viviendas y estructuras públicas son evidentes. Grietas en paredes y otras edificaciones reflejan la fuerza del sismo y la fragilidad de muchas construcciones en la región.
Estudios previos ya habían identificado zonas de riesgo, y este evento sirve como un recordatorio de los peligros latentes en áreas propensas a deslizamientos. Expertos insisten en la necesidad de monitorear de cerca los movimientos sísmicos y reforzar las medidas de seguridad para prevenir tragedias mayores.
La resiliencia de una región acostumbrada a la adversidad
El oriente cubano, históricamente afectado por fenómenos naturales, enfrenta un nuevo reto en su camino hacia la recuperación. La colaboración entre instituciones, trabajadores locales y residentes muestra la capacidad de la región para superar adversidades. Sin embargo, el llamado a la preparación y la prevención sigue siendo más urgente que nunca.
Mientras tanto, la población sigue lidiando con la incertidumbre que traen las réplicas, esperando que la tierra vuelva a la calma.