El escritor cubano Leonardo Padura, reconocido por su serie de novelas protagonizadas por el detective Mario Conde, reflexiona sobre la transformación de su ciudad natal en su último libro, Ir a La Habana. Según el autor, La Habana está “involucionando”, y describe una sensación de ajenidad que afecta tanto a los propios habaneros como a quienes visitan la ciudad.
La Habana y Barcelona: ciudades con paralelismos
En el libro, Padura traza paralelismos entre La Habana y Barcelona, dos ciudades que comparten elementos en su urbanismo y arquitectura, como los soportales. Además, dedica un capítulo a explorar la influencia de los catalanes emigrados en la economía y cultura cubanas. Estos dejaron su huella como cantineros, tabaqueros, licoreros y comerciantes, contribuyendo al desarrollo de una Cuba que hoy enfrenta desafíos abrumadores.
Una Cuba al límite
Padura no evade la realidad actual de su país. Describe a una Cuba en crisis, donde falta lo esencial: alimentos, combustible, medicamentos e incluso papel higiénico. Sin embargo, lo que más falta, según el autor, es la esperanza. “No hay nada peor que esa falta”, lamenta.
El escritor menciona que en los últimos tres años más de un millón de cubanos han abandonado la isla en busca de un futuro mejor. Los jóvenes, dice, “sueñan con irse” porque la situación económica y social es insostenible.
Literatura y disidencia
Padura es consciente de las críticas que recibe por no ser más explícito en su oposición al régimen cubano. “Mi literatura habla por sí misma”, asegura, y menciona como referente a Milan Kundera, quien afirmaba que un escritor no debe alimentar más al disidente que al autor.
Aunque Padura admite que Cuba es una dictadura, evita convertir sus obras en discursos políticos directos. Prefiere que las denuncias se desprendan de sus historias, como ocurre en sus novelas. Esta postura le ha permitido seguir viviendo en la isla, cerca de su madre y su entorno familiar.
La sombra del pasado y el presente
Padura también señala la permanencia de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), aunque hoy tienen menos poder que en el pasado. Aun así, recuerda cómo estos podían arruinar vidas con un informe negativo, a menudo motivado por envidias o intereses personales.
En cuanto a las protestas de 2021, lamenta que quienes participaron enfrentan condenas desproporcionadas, con penas de hasta diez años de cárcel por actos menores. Esto, explica, desanima a la población de rebelarse, perpetuando un sistema que parece no ofrecer salidas.
Una cultura rica en medio de la escasez
Pese a las adversidades, Padura destaca la riqueza cultural de Cuba, especialmente su música y su tradición literaria, con figuras como José Martí y Alejo Carpentier. Sin embargo, lamenta que en la isla hoy no haya papel ni siquiera para imprimir libros. Su propio trabajo, dice, es inaccesible para muchos cubanos.
El misterio de Lorca en La Habana
En un giro intrigante, Padura menciona que el manuscrito de Yerma, la obra de Federico García Lorca, estuvo localizado en el Museo de Bellas Artes de La Habana en 1980, pero hoy ha desaparecido. “¿Dónde estará? ¿Quién lo tendrá?”, se pregunta, dejando abierta una pregunta que bien podría ser el inicio de una nueva novela de Mario Conde.
Un escritor entre dos mundos
Leonardo Padura se mueve entre la Cuba que lo vio nacer y el mundo que lo lee. Su compromiso con su literatura, más que con discursos políticos, refleja su deseo de contar historias que trasciendan fronteras y generaciones. Mientras tanto, La Habana sigue siendo su inspiración, aunque ya no sea la misma ciudad que un día recorrió como pelotero en las calles de Mantilla.