El cierre de 2024 trae consigo grandes retos para muchas personas en Cuba, pero también historias inspiradoras de solidaridad. En medio de carencias, distintos proyectos y personas independientes se han movilizado para aliviar las dificultades de los más necesitados. Desde el Bar K5 en Guanabo hasta iniciativas en Santiago de Cuba y La Habana Vieja, estos actos de bondad resaltan el espíritu humano en tiempos difíciles.
El Bar K5: una invitación a la solidaridad
Hugo Puig González, dueño del Bar K5 en Guanabo, está liderando una iniciativa para ofrecer una comida especial de fin de año a personas en situación vulnerable. En un mensaje emotivo compartido en su perfil de Facebook, invitó a negocios y particulares a unirse para hacer de este evento algo más grande: “¡Hagámoslo otra vez! Este diciembre queremos repetir la hermosa experiencia del año pasado y brindar un día de felicidad a los más necesitados”.
La idea es simple pero poderosa: ofrecer un espacio para que ancianos desprotegidos, niños en situaciones difíciles y personas sin hogar puedan disfrutar de una comida digna para despedir el año. Puig destacó que está abierto a colaborar con más negocios y particulares para ampliar el alcance de esta actividad.
Un almuerzo comunitario en Santiago de Cuba
En Santiago de Cuba, la Misión San Pedro, liderada por el sacerdote benedictino anglicano Rodhin A. Colomarhoy, también ha hecho su parte para marcar la diferencia. El pasado 21 de noviembre, organizaron un almuerzo comunitario que benefició a 200 personas. Colomarhoy compartió detalles en Facebook, agradeciendo a los donantes que hicieron posible llevar alimentos a personas postradas y en situaciones de salud delicadas.
El menú incluyó picadillo de pollo, arroz, ensalada de pepino y repollo, y plátano macho. El sacerdote también hizo un llamado a la comunidad para seguir apoyando esta noble causa, demostrando que la solidaridad puede transformar vidas.
Aliento de Vida: llevando esperanza a La Habana Vieja
Por su parte, el proyecto Aliento de Vida, liderado por Yankiel Fernández, salió una vez más a las calles de La Habana Vieja el pasado 22 de diciembre. Con el objetivo de compartir una comida con más de 40 personas en situación de calle, Fernández describió la experiencia como una mezcla de alegría y tristeza.
“Hoy hemos visto rostros marcados por la miseria y el abandono. Escuchamos historias desgarradoras de jóvenes atrapados en las drogas y el alcohol”, compartió Fernández en redes sociales. A pesar de los retos, el equipo de Aliento de Vida continúa llevando alimentos semanalmente a más de 40 ancianos, gracias al apoyo de donantes y la comunidad de Belén de la Iglesia Pentecostal Unida de Cuba.