El mundo de la música cubana está de luto tras el fallecimiento de María Elena Pena, conocida como la «Dama del Bolero», quien partió este domingo a los 75 años víctima de una penosa enfermedad. Su legado, lleno de interpretaciones inolvidables y una carrera que abarcó más de cinco décadas, deja una huella imborrable en el arte y la cultura de la isla.
Los inicios de una leyenda
Nacida en Cuba el 4 de mayo de 1949, María Elena demostró su talento desde muy temprana edad. Aunque comenzó como aficionada, en 1963 inició formalmente una carrera profesional que la consolidó como una de las voces más emblemáticas de la música cubana.
Presencia en la televisión y escenarios
A lo largo de los años 70, María Elena conquistó al público con sus presentaciones en programas televisivos icónicos como «Buenas Tardes» y «Juntos a las Nueve», además de brillar en las Galas del Concurso Adolfo Guzmán y OTI. Su versatilidad la llevó a trabajar en centros nocturnos, la radio y la televisión, interpretando géneros tan variados como samba, balada, ranchera, son y, por supuesto, su amado bolero.
Un homenaje a los grandes compositores
Aunque María Elena se atrevió con la composición, su verdadera pasión fue dar vida a las obras de grandes autores. Entre sus interpretaciones más destacadas figuran composiciones de figuras como Luis Marquetti, Rafael Hernández, Álvaro Carrillo, Meme Solís, Olga Navarro y Agustín Lara. Su capacidad para transmitir emociones a través de la música convirtió cada una de sus actuaciones en una experiencia única para el público.
Pesar en las redes sociales
La noticia de su fallecimiento generó una ola de mensajes de condolencia y reconocimiento en las redes sociales. Artistas, colegas y seguidores compartieron recuerdos y expresaron su tristeza por la partida de esta gran figura de la música cubana.
Uno de los homenajes más sentidos vino del periodista Ricardo Rodolfo González, quien escribió:
«Triste despertar dominical al conocer la partida de nuestra María Elena Pena. El bolero ha quedado sin su dama, y nosotros sin esa amiga fraterna, que abría su corazón, hablábamos con frecuencia, y nos brindó varias veces su casa para un encuentro que no pudo realizarse. Gracias Mari por todo. Algún día será, y tomo el título de tu último disco que me reservaste ‘Penas del alma’ para expresar lo que sentimos».