En medio de una crisis económica que no da tregua, una nueva dificultad se suma al día a día de los cubanos: la negativa de pequeños y medianos negocios a aceptar billetes de baja denominación. Este fenómeno, cada vez más común, complica aún más la vida de una población que ya enfrenta los retos de una bancarización forzada y la escasez de efectivo en bancos y cajeros automáticos.
Una realidad que golpea a los más vulnerables
Según un artículo publicado por la periodista Irene Izquierdo en la revista Bohemia, esta problemática afecta principalmente a quienes dependen de salarios y pensiones para sobrevivir. Entre ellos, Norma Redonovich, una jubilada con una pensión mensual de 1,600 pesos, vivió en carne propia las dificultades de manejar billetes pequeños en una economía que los discrimina.
Cuando el dinero no vale lo mismo
Norma ahorró durante tres meses para comprarle un almuerzo especial a su hija en su cumpleaños. Sin embargo, al intentar pagar en la mipyme “El Moro”, en Alamar, se encontró con un cartel que limitaba el uso de billetes de 20 y 10 pesos a un máximo de 300. “La lata de leche costaba 430 pesos, sin contar el pollo”, relató Norma, quien tuvo que recurrir a la solidaridad de otros clientes en la cola para cambiar sus billetes por otros de mayor denominación.
Este incidente desató un debate entre los presentes, quienes compartieron experiencias similares en negocios que solo aceptan billetes de 100 pesos o más. “¿Y para qué sirve la bancarización?”, cuestionó uno de los clientes, refiriéndose a las promesas de modernización que distan mucho de la realidad cubana.
El peso de la bancarización en una economía en crisis
El objetivo de la bancarización es reducir el uso de efectivo y facilitar las transacciones electrónicas. Sin embargo, en Cuba, las operaciones digitales están lejos de ser accesibles para toda la población, y el efectivo sigue siendo el rey, aunque escaso. Además, algunos negocios justifican su rechazo a los billetes pequeños argumentando que sus propios proveedores mayoristas también los rechazan, perpetuando así un círculo vicioso.
¿Evadiendo el control fiscal?
Otros sugieren que esta práctica podría estar relacionada con intentos de evadir el control fiscal, un problema recurrente en la isla debido a la falta de inspectores y la opacidad en la declaración de impuestos. Según el análisis de Izquierdo, la manipulación de efectivo incrementa los riesgos de evasión tributaria, lo que evidencia la necesidad de mecanismos de control más eficientes en un contexto económico altamente vulnerable.
Una economía atrapada entre la inflación y la escasez
La acumulación de billetes pequeños en manos de los cubanos contrasta con su rechazo en los negocios, una paradoja que refleja las contradicciones de una economía marcada por la inflación y la falta de liquidez. Como destacó Izquierdo, “en esencia, todo es dinero, pero la diferencia entre denominaciones pesa más de lo que debería”.