El primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, sorprendió al aparecer en muletas durante la «Marcha del Pueblo Combatiente» celebrada el pasado 20 de diciembre en La Habana. Junto a él estuvieron Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel, en un evento marcado por un profundo malestar social en la isla.
Según informaron las autoridades, Marrero sufrió una lesión durante uno de sus recorridos por el Oriente del país. En las semanas previas, ya había sido visto con un brazo enyesado, lo que ha generado comentarios entre la población.
¿Qué motivó esta marcha?
El gobierno cubano organizó la movilización para rechazar el embargo de Estados Unidos y su inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Sin embargo, el evento ocurre en un momento en que la población enfrenta una crisis económica sin precedentes, marcada por apagones, escasez de alimentos e inflación desbordada.
Aunque la marcha tenía un objetivo político, no se puede ignorar el creciente descontento reflejado tanto en las calles como en las redes sociales. Muchos cubanos ven estas convocatorias como desconectadas de sus necesidades reales.
La canción viral que se robó el protagonismo
En medio de este contexto, una canción titulada «Que vaya Sandro» se ha convertido en un fenómeno viral. Este tema musical es una clara crítica a las movilizaciones promovidas por el régimen y a la desconexión de la élite gobernante con las dificultades que enfrenta el pueblo.
La letra alude directamente a Sandro Castro, nieto de Fidel Castro, conocido por exhibir un estilo de vida lujoso en medio de la precariedad generalizada. Con frases como “Si me preguntas, que vaya Sandro”, el estribillo refleja el sentimiento de muchos cubanos que cuestionan por qué los ciudadanos comunes deben seguir cargando con el peso de las políticas del gobierno, mientras los hijos y nietos de los dirigentes parecen vivir en otra realidad.
Un evento que no logra apagar las críticas
A pesar de la asistencia de figuras clave como Raúl Castro y Díaz-Canel, la marcha no logró desviar la atención de los problemas que enfrentan los cubanos diariamente. Las redes sociales se inundaron de críticas, muchas de ellas enfatizando la desconexión entre los gobernantes y la vida cotidiana del pueblo.
La combinación de una élite que aparenta estar fuera de contacto con las necesidades de la población y una ciudadanía cada vez más vocal en su descontento plantea grandes desafíos para el gobierno. Mientras tanto, canciones como «Que vaya Sandro» se convierten en el eco de una sociedad que busca formas creativas de expresar su frustración.
