El miércoles, durante el cierre del Cuarto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional, Raúl Castro protagonizó un momento peculiar que no pasó desapercibido. Con su característica firmeza, pidió a los diputados que se levantaran y alzaran el puño en señal de disposición para enfrentar los problemas del país.
«Mano alta, y de pie, con los puños cerrados para enfrentar los problemas con profundidad. Vamos a hacerlo», expresó el líder histórico, dejando a algunos desconcertados, aunque la mayoría, incluido el primer ministro Manuel Marrero, obedeció sin titubear.
Una escena para la historia (y algunas risas nerviosas)
La televisión cubana capturó este singular momento, en el que incluso se escucharon risitas nerviosas de algunos diputados. No obstante, Prensa Latina se apresuró a describir el gesto como un llamado a la unidad. «Con el puño en alto vamos a resolver juntos los problemas», destacaron las crónicas oficiales al referirse a las palabras de Castro.
Este episodio se desarrolló en un contexto de debates parlamentarios que, una vez más, pusieron en evidencia la grave crisis económica y social que atraviesa la isla.
No es la primera vez que Raúl «ordena» con entusiasmo
Raúl Castro ya tiene un historial de intervenciones similares en la Asamblea Nacional. En 2023, interrumpió una sesión para exigir un aplauso al ministro de Industria, Eloy Álvarez Martínez. «¡Y de pie!», ordenó entonces, logrando que todos los diputados se levantaran para aplaudir largamente al funcionario, aunque sin explicar las razones de su fervor.
Estas intervenciones, a menudo vistas como despliegues de autoridad, reflejan el estilo único del exgobernante, cuya influencia parece mantenerse firme a pesar de su retiro oficial.
¿Por qué tantas apariciones públicas últimamente?
A sus 93 años, Raúl Castro ha incrementado su presencia en actos públicos, especialmente tras los rumores que surgieron en septiembre sobre su estado de salud. Desde entonces, ha participado en eventos de alto perfil, como el homenaje póstumo al comandante Camacho Aguilera y una ceremonia junto a Díaz-Canel.
Este aumento en su actividad pública parece ser parte de una estrategia para mostrar continuidad y control en un momento en que Cuba enfrenta una de sus peores crisis. Su presencia busca reafirmar que, pese a los desafíos, el liderazgo sigue firme.
Un líder entre la historia y la actualidad
Más allá de los actos protocolares, Raúl también ha intentado proyectar una imagen cercana. Recientemente, visitó una escuela especial y entregó reconocimientos oficiales, un gesto que pretende conectar con las poblaciones más vulnerables.
En el ámbito internacional, no ha perdido protagonismo. Recibió a una delegación militar extranjera y sostuvo encuentros con altos dirigentes rusos, demostrando que su influencia en la diplomacia cubana sigue intacta.