En medio de una crisis económica que no da tregua, el gobierno cubano ha anunciado la implementación de un nuevo régimen cambiario. Este mecanismo promete otorgar mayor flexibilidad al mercado de divisas, según explicó el primer ministro Manuel Marrero Cruz. La medida está alineada con la creciente dolarización parcial de la economía, un fenómeno que, aunque inevitable, sigue generando tensiones en la isla.
Un cambio de enfoque en la gestión de divisas
El objetivo del nuevo régimen es mejorar la administración y asignación de divisas entre los actores económicos del país. Según Marrero Cruz, citado por el medio oficialista Cubadebate, «este sistema permitirá una mayor variabilidad en el tipo de cambio, ajustándose a las condiciones cambiantes de oferta y demanda de divisas». En otras palabras, la tasa de cambio será más dinámica, lo que podría facilitar la adaptación a las fluctuaciones del mercado.
Sin embargo, esta reforma no está exenta de desafíos. La coexistencia de múltiples tipos de cambio sigue complicando la vida cotidiana de los cubanos y poniendo a prueba a sectores tanto estatales como no estatales.
La dolarización parcial como estrategia económica
Otra de las medidas anunciadas es la autorización del uso de divisas en sectores estratégicos. Esto incluye ventas mayoristas y minoristas, el pago de aranceles y servicios de comercio exterior, y operaciones realizadas por formas de gestión no estatal. Además, se permitirá que los pagos por productos exportables y bienes agropecuarios que sustituyan importaciones también se realicen en divisas.
En el sector turístico, el gobierno ha dado luz verde para que establecimientos como Casas del Habano, farmacias, ópticas, clínicas internacionales y aeropuertos acepten pagos en efectivo en divisas. Esta decisión busca facilitar las transacciones en moneda extranjera y aumentar el flujo de dólares al país.
Contradicciones en el camino hacia la desdolarización
A pesar de estas medidas, el gobierno insiste en que su objetivo a largo plazo es avanzar hacia la desdolarización de la economía cubana. Marrero Cruz reconoció la existencia de un mercado cambiario informal que opera fuera del control estatal, al que culpó de fomentar la dolarización ilegal en la isla.
Según el primer ministro, esta reforma busca ejercer un mayor control sobre el uso de divisas, regulando las transacciones y minimizando el impacto del mercado negro. Sin embargo, los expertos advierten que esta estrategia podría traer nuevos retos, como la fluctuación de precios y el incremento de desigualdades en el acceso a las divisas.