En medio del caos económico que vive Cuba, el gobierno parece tener claro dónde están sus prioridades: organizar marchas políticas. Esta vez, se trata de la llamada “Marcha del Pueblo Combatiente”, programada para el próximo 20 de diciembre en La Habana.
Lo más llamativo no es el evento en sí, sino los recursos estatales que se destinan a garantizarlo mientras los cubanos enfrentan apagones, hambre y falta de medicinas.
Reuniones, teatros llenos y política “prioritaria”
Como parte de los preparativos, la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP) de Centro Habana celebró una reunión “plenaria” en el Teatro América, un lugar con capacidad para 1,775 personas. Sí, el teatro estuvo prácticamente lleno de representantes de organizaciones oficialistas, funcionarios y militantes del Partido Comunista, todos comprometidos a garantizar el “éxito” de la marcha.
“El Teatro América repleto de centrohabaneros comprometidos”, anunciaron en redes sociales, acompañando el mensaje con fotos del evento. Mientras tanto, los ciudadanos fuera del teatro seguían luchando por encontrar transporte, comida y electricidad.
Una marcha en medio de una crisis sin precedentes
Cuba está atravesando una de las peores crisis económicas de su historia reciente. Escasez de alimentos, medicinas y combustible, apagones interminables y un transporte público ineficiente son parte del día a día. A esto se suman precios disparados por la inflación y servicios básicos que simplemente colapsaron.
Y en medio de este desastre, el gobierno decide organizar una marcha política, movilizando recursos como si todo estuviera bien.
Diésel para marchar, apagones para el pueblo
Uno de los detalles más indignantes es que se utilizarán grandes cantidades de diésel para iluminar calles y trasladar a los participantes desde otras provincias. Mientras tanto, los apagones mantienen a barrios enteros sumidos en la oscuridad por la falta de combustible para generar electricidad.
Esto ha generado una ola de críticas, no solo entre los cubanos en la isla, sino también fuera del país. Muchos consideran que esta marcha no es más que un show propagandístico diseñado para proyectar una imagen falsa de unidad y fortaleza.
Una estrategia desconectada de la realidad
Analistas coinciden en que el gobierno de Miguel Díaz-Canel está más enfocado en aparentar fuerza política que en resolver los problemas reales del país. En lugar de implementar reformas profundas que ayuden a aliviar la situación, optan por llenar teatros y organizar eventos masivos que poco o nada cambian la realidad.
Para muchos cubanos, esta marcha es el símbolo de un gobierno desconectado de su gente, que prefiere gastar recursos en actos políticos mientras su pueblo se enfrenta a desesperanza, hambre y oscuridad.
¿Hasta cuándo?
La frustración y el descontento crecen entre los cubanos. Mientras el gobierno derrocha en propaganda, la vida cotidiana sigue cuesta abajo. Lo que debería ser una prioridad —resolver la crisis económica y social— queda relegado a un segundo plano. Y la pregunta que muchos se hacen es: ¿hasta cuándo?