En el reciente IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), una afirmación resonó más que las demás: «la mayoría de los cubanos apoyan a la revolución y a sus dirigentes». Según el informe presentado, esta conclusión proviene de un estudio realizado por el Centro de Estudios Sociopolíticos y de Opinión (CESPO), una institución vinculada directamente al aparato ideológico del Estado. Pero, ¿en qué se basan para llegar a esta afirmación? Aquí desglosamos lo que sabemos.
¿Orgullo nacional o narrativa oficialista?
De acuerdo con el CESPO, los cubanos aún sienten orgullo nacional y consideran a Fidel y Raúl Castro como referentes históricos. Sin embargo, el informe omite un detalle importante: el sistema sociopolítico construido por ambos durante más de seis décadas ha dejado a la nación en una crisis perpetua. La falta de oportunidades y las crecientes dificultades económicas son una carga que los ciudadanos llevan día a día.
Aunque el informe admite que existen insatisfacciones en temas como los altos precios, transporte, alimentación y vivienda, insiste en que la mayoría de la población apoya las políticas del gobierno. Aquí es donde la narrativa oficialista pierde conexión con la realidad palpable en las calles de Cuba.
Una crisis sistémica que contradice el discurso oficial
La Cuba de hoy enfrenta una crisis sistémica provocada por años de políticas económicas fallidas. El gobierno de Miguel Díaz-Canel ha apostado por la “continuidad”, manteniendo un sistema totalitario que limita libertades fundamentales como la expresión y la participación política. En este contexto, resulta difícil aceptar que la mayoría de los cubanos apoyen un sistema que restringe sus derechos y empeora su calidad de vida.
El CESPO: ¿Estudios o propaganda?
El CESPO, dirigido por Rosario del Pilar Pentón Díaz, nació en 1967 como un instrumento estratégico del Partido Comunista para medir las opiniones de la población. Según sus propios informes, recopilan datos a través de cuestionarios y entrevistas grupales diseñadas para medir el estado de ánimo, opiniones políticas y expectativas. Sin embargo, el verdadero objetivo parece ser consolidar el control ideológico, más que reflejar las preocupaciones reales de los cubanos.
En lugar de ser un espejo de la sociedad, los resultados del CESPO parecen estar alineados con el discurso triunfalista promovido por los medios oficialistas. Este discurso pretende presentar una imagen de estabilidad y apoyo popular que no refleja la realidad de las dificultades cotidianas en la Isla.
La desconexión entre el relato oficial y la realidad
La narrativa de «triunfo» promovida por el CESPO y el PCC ya no convence a la mayoría de los cubanos. La población vive inmersa en una lucha diaria por sobrevivir, enfrentando desafíos como la inflación, la falta de transporte, el desabastecimiento de alimentos y una vivienda en condiciones deplorables. En este escenario, resulta poco creíble que exista un respaldo masivo al gobierno.
Mientras el aparato oficialista sigue apostando por su narrativa, la realidad en las calles y los hogares cubanos cuenta una historia completamente distinta. Las voces de insatisfacción y las demandas de cambio se hacen cada vez más evidentes, dejando claro que el verdadero estado de opinión está lejos de las cifras que presentan los informes oficiales.
