La escalada de precios en Cuba no parece tener freno. En algunas provincias, una simple caja de cigarros llega a costar hasta 500 pesos, reflejando una vez más la profunda crisis económica que enfrenta el país y la incapacidad del gobierno para contener la inflación.
La polémica surgió a raíz de una publicación del perfil de Facebook «Ma Chete», donde se evidenció el asombro generalizado por el elevado precio de este producto, que en el pasado fue símbolo de la cultura cubana. La publicación rápidamente se convirtió en un espacio de debate para que cubanos de diferentes provincias compartieran su realidad.
Los comentarios no tardaron en llenar la sección. Nora Alibech García Villalón comentó que en Boyeros, La Habana, una caja de cigarros se vende por 500 pesos, algo que también confirmó Mónica Pérez desde Nuevo Vedado: «500 pesos aquí en ‘Nuevo Vedado City’, y no hay”. En la misma línea, Nallivis Gesteira Oms agregó que en la capital los cigarros sueltos llegan a costar 50 pesos cada uno.
Desde Matanzas, Magda González Hernández bromeó con tristeza al señalar: «Dímelo a mí que fumo como una locomotora y acá están a 350 y hasta 380 pesos». Para muchos, esto resulta impactante, ya que el tabaco, el ron y el café eran parte esencial de la identidad cubana.
La usuaria María Morales Reynoso puso en perspectiva la crisis cuando señaló que «el cigarro vale más que una libra de pollo». Mientras tanto, Loraine Borroto explicó que en Santa Clara, un cigarro suelto puede costar entre 30 y 50 pesos, dependiendo de la marca.
Las críticas no se hicieron esperar. Alain de Jesús García Viamontes expresó su frustración al afirmar: «Cada vez que ponen un dirigente partidista en un sector productivo, este no es feliz hasta que no acaba con el mismo. Ahora una caja de cigarros cuesta entre 400 y 500 pesos».
Mientras la población se desahoga en redes sociales, Miguel Díaz-Canel, durante una reciente visita a Holguín, responsabilizó al pequeño comercio privado por los exorbitantes precios, calificándolos de “abusivos” y “torturativos”.
Estas declaraciones llegan en un contexto donde la escasez de productos básicos y la inflación galopante están convirtiendo la vida de los cubanos en una lucha diaria por la supervivencia.
La crisis no solo afecta al tabaco. La carne de cerdo, un alimento fundamental en la dieta cubana, se ha convertido en un producto prohibitivo, sobre todo para jubilados y sectores vulnerables. En palabras de Dulce Véliz Dagnery, una pensionada de Santiago de Cuba, los chicharrones ya son cosa del pasado: «ni eso queda para los que menos tienen».
El precio de los cigarros es solo una punta del iceberg de una crisis mucho más amplia. Lo que antes fue símbolo de identidad y cultura cubana ahora es un lujo inalcanzable para la mayoría. La situación económica se sigue complicando y las soluciones parecen cada vez más lejanas para el cubano de a pie.
La realidad es clara: mientras los precios siguen subiendo, los bolsillos de los cubanos se vacían cada día más, y la culpa y soluciones siguen en debate.