En un discurso cargado de retórica y pocas soluciones concretas, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel reconoció que 2024 ha sido un año extremadamente difícil, marcado por la escasez y el deterioro de las condiciones de vida en la isla. Durante la clausura del IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, aseguró que el país vive “prácticamente al día” y volvió a apelar a su desgastado concepto de «resistencia creativa» como solución a la crisis.
“El momento es muy complejo, pero no insuperable”, afirmó Díaz-Canel, aunque su discurso evitó ofrecer soluciones tangibles. En cambio, repitió términos como creatividad, talento, innovación y trabajo, mientras el pueblo enfrenta desafíos diarios que no parecen tener salida.
¿Resistir o soportar?
Díaz-Canel insistió en que la resistencia no debe interpretarse como sufrimiento o sacrificio, sino como una expresión de fortaleza y vitalidad. Sin embargo, su optimismo contrasta profundamente con la realidad de un pueblo agotado por las largas colas, los apagones constantes y la escasez de alimentos y medicinas.
“Lamentarnos y optar por el sacrificio no está en los genes cubanos. Cuba ha llegado hasta aquí luchando y creando, hasta convertir los reveses en victorias”, declaró, buscando exaltar el espíritu de lucha de la población. No obstante, para muchos cubanos, estas palabras son insuficientes frente a la falta de respuestas concretas.
Sin soluciones para los apagones
Uno de los temas más críticos que afectan a los cubanos, los apagones prolongados, apenas fue abordado por Díaz-Canel en su intervención. En lugar de presentar un plan para mejorar el suministro eléctrico, se limitó a elogiar la solidaridad entre vecinos que comparten alimentos, almacenan comida en refrigeradores ajenos o recargan sus teléfonos en casas con plantas eléctricas.
“En estas difíciles jornadas hemos apreciado valores propios que no se pierden, por el contrario, se acrecientan ante las adversidades… ¡Aquí no se rinde nadie!”, exclamó, sin dar señales de que se estén tomando medidas reales para enfrentar este problema.
Reconocimiento a las quejas, pero sin asumir responsabilidades
El mandatario admitió que las quejas del pueblo son justas, mencionando problemas como la escasez en la canasta básica, la crisis del gas licuado y la falta de medicamentos. Sin embargo, evitó asumir responsabilidades internas, limitándose a señalar que su gobierno enfrenta estas dificultades con “tensión” y que “no estamos cruzados de brazos”, aunque sin especificar qué acciones se están tomando para resolverlas.
Contraste entre discurso y realidad
Díaz-Canel también destacó la necesidad de reducir desigualdades y aumentar los salarios mínimos y las pensiones, aunque advirtió que esto debe hacerse sin causar un aumento de la inflación. “Es urgente disminuir la desigualdad, tener menos desempleo y mayor bienestar”, señaló, aunque no detalló cómo planea lograrlo.
Sin embargo, estas palabras pierden fuerza frente al contraste con la realidad que viven muchos cubanos. La vida de lujo de su hijastro Manuel Anido en Madrid, junto a la actriz cubana Ana de Armas, o las extravagantes celebraciones del nieto de Fidel Castro en La Habana, evidencian las profundas desigualdades que Díaz-Canel dice querer combatir.
Una fe inquebrantable en el marxismo
En un contexto de devaluación de la moneda nacional, precios al alza y escasez de productos básicos, Díaz-Canel reafirmó su confianza en el marxismo y el socialismo como sistemas capaces de satisfacer las demandas materiales del pueblo. “El pueblo confiará en el socialismo”, aseguró, ignorando el estado de desesperanza y agotamiento que afecta a gran parte de la ciudadanía.