El 2024 cierra con un panorama desolador para los cubanos. No solo enfrentan apagones y escasez de alimentos, sino también interminables colas para conseguir gasolina. En La Habana, las filas para abastecerse de combustible llegan a extenderse hasta seis cuadras, con conductores esperando entre cinco y seis días para llenar el tanque.
La frustración aumenta con la falta de información oficial. Los ciudadanos denuncian que ni CUPET ni las autoridades locales ofrecen detalles sobre la situación. Alejandro Rodríguez Díaz compartió en Facebook su amarga experiencia en el CUPET Alameda, donde lleva en la cola desde el domingo. «¿Cuán difícil es que algún funcionario se acerque y nos informe?», escribió, criticando el silencio de las autoridades.
Las Colas de la Desesperación
Otro internauta, Armando Caos, publicó un video de la fila en el CUPET de 112 y 5ta avenida, en el municipio Playa, mostrando más de seis cuadras de autos. «Algunos llevan tres y hasta cuatro días esperando. Aunque avanza, nos duele», comentó con sarcasmo. Mientras tanto, Yudi Ramos, residente en El Vedado, también se unió a las críticas, lamentando la falta de información en los medios estatales.
Un Fin de Año Marcado por la Escasez
La crisis no se limita al combustible. Según Johanna Jolá Álvarez, de la iniciativa Huellas, «las colas también son infernales para el gas de balita, y hasta el pollo se ha vuelto un lujo tras las últimas resoluciones del gobierno». El cierre de 2024 se ha convertido en un fin de año lleno de tristeza y frustración para el pueblo cubano.
Precios Desorbitados en el Mercado Negro
Mientras los conductores esperan en las gasolineras, los precios de la gasolina en el mercado informal alcanzan cifras alarmantes. Un litro puede costar hasta 700 CUP, y muchos temen que pronto suba a 1,000 CUP, como ocurrió durante el apagón masivo de octubre. Esta situación está llevando a los ciudadanos al límite, especialmente a quienes dependen del transporte para trabajar o cuidar de familiares enfermos.
¿Hasta Cuándo?
En medio de la crisis, los cubanos han bautizado estas interminables filas como «La cola seca». Conductores, jóvenes y mayores, comparten su frustración ante un sistema que no responde a sus necesidades.