En Cuba, el servicio militar obligatorio (SMO) es mucho más que una medida gubernamental; para muchas familias vulnerables, como la de Sandra Jiménez Cruz, es una carga que agrava situaciones ya críticas. Sandra, una madre soltera de Moa, Holguín, enfrenta amenazas legales, presiones económicas y una dura realidad familiar por la obligación de su hijo menor de cumplir con el SMO.
“No estoy de acuerdo con que lo pase”
Sandra relató en un grupo de Facebook cómo las autoridades militares la han puesto entre la espada y la pared. Su hijo mayor ya cumplió con el servicio militar, pero ahora su hijo menor, de 19 años, es presionado para alistarse. “Vivo sola con él y mi mamá, que está enferma y no puede quedarse sola”, explicó Sandra, quien depende de su hijo para cuidar a su madre mientras ella trabaja.
Sin embargo, las autoridades no aceptan su situación. La han amenazado con una multa de 5,000 pesos si su hijo no se presenta al chequeo médico obligatorio. “Cuando me pongan la multa y no la pague, me llevarán presa”, agregó con frustración, dejando en claro el impacto emocional y financiero que esta presión ejerce sobre su familia.
Viviendo al límite
Como si no fuera suficiente, Sandra también enfrenta las condiciones precarias de su vida en Moa, una región conocida por sus problemas constantes de agua. Cada día, debe cargar agua desde un pozo, una tarea agotadora que realiza a pesar de su propia condición de salud. “Yo soy una madre soltera con una situación complicada. Espero que no me molesten más con que se van a llevar preso a mi hijo”, expresó desesperada.
Un problema que trasciende familias
El caso de Sandra no es único. En las redes sociales abundan denuncias sobre los abusos que enfrentan los jóvenes durante el servicio militar obligatorio en Cuba. Entre los testimonios más alarmantes están los de familias que han perdido a sus hijos en estas circunstancias.
Un ejemplo desgarrador es el de Nesky Gabriel Escalona Ortiz, un joven reportado como desaparecido mientras cumplía el SMO y hallado muerto días después. Su madre enfrentó públicamente a los oficiales militares durante el sepelio, exigiendo respuestas. “Se los entregué vivo y mírenlo ahora”, gritó entre lágrimas, acusándolos de negligencia.