En apenas cuatro días, los cubanos han demostrado que la unión hace la fuerza. Una campaña solidaria, iniciada en redes sociales, logró recaudar más de 1,065,000 pesos y 1,080 dólares para cambiarle la vida a una anciana de 88 años y su hija, una maestra en Ciego de Ávila, que vivían en condiciones de extrema pobreza.
Todo comenzó cuando Guillermo Rodríguez Sánchez compartió en Facebook las desgarradoras condiciones en las que estas mujeres vivían. La anciana, postrada en cama, padece problemas de salud severos, mientras que su hija Evelyn trabaja como maestra y lucha para llegar a fin de mes. La vivienda que compartían estaba en ruinas: paredes de tablas llenas de moho y comején, un techo que goteaba con la lluvia y una promesa de ayuda gubernamental que nunca llegó tras el paso de un huracán.
Una respuesta que superó expectativas
La publicación se volvió viral y captó la atención del creador digital Yunior Tamayo Barrios, quien impulsó la campaña solidaria. Juntos, lograron lo que parecía imposible: recaudar en tiempo récord el dinero necesario para comprar una casa con mejores condiciones para Evelyn y su madre.
Tamayo compartió la emocionante noticia en un video, agradeciendo a todos los que contribuyeron: “Gracias a esas personas, ya tenemos el dinero depositado en el banco para la casita de la abuelita. Saludos y bendiciones para todos”.
Un acto de solidaridad desde el corazón
Rodríguez no escatimó palabras para agradecer a Tamayo y a cada persona que donó, compartió o simplemente apoyó la causa. En una foto junto a Evelyn, quien ahora sonríe al conocer la noticia, expresó: “Esto solo es posible gracias a ti que diste un peso, un dólar o simplemente compartiste. Este acto de bondad espontánea ha hecho realidad lo que parecía imposible”.
El impacto de la empatía
Tamayo, conocido por su autenticidad, explicó su motivación para sumarse a la campaña: “Yo no soy religioso ni voy a la iglesia, pero sé lo que es pasar hambre y no tener un techo. Hoy puedo ayudar, y lo hago junto a mis seguidores”. También aclaró que sus cuentas bancarias eran las únicas habilitadas para evitar estafas.
Ahora, con el dinero recaudado, el siguiente paso será encontrar la casa ideal para Evelyn y su madre, organizar el proceso legal y garantizarles un futuro más digno.
Esta historia no solo es un recordatorio del poder de la solidaridad, sino también de cómo los cubanos, dentro y fuera de la isla, se unen para enfrentar las adversidades. ¡Porque juntos, siempre se puede!