La crisis energética en Cuba continúa marcando la vida diaria de los ciudadanos, y este domingo, la llegada de la central flotante turca Cankuthan Bey a la bahía de La Habana trajo consigo una mezcla de expectativas y dudas. Con una capacidad de generación de 80 MW, esta unidad se suma a las ya existentes en el país con la intención de aliviar los constantes apagones que afectan a la isla.
Una nueva pieza en el puzle energético cubano
La Cankuthan Bey, propiedad de la empresa turca Karpowership, es la sexta central flotante que opera en Cuba. Proveniente de Panamá, esta unidad mide 85 metros de largo por 40 de ancho y lleva el nombre de su diseñador, Cankuthan Kurak, siguiendo la tradición de la compañía.
Aunque su aporte energético no será suficiente para cubrir el déficit nacional, que diariamente supera los 1,500 MW, su llegada representa un intento más del gobierno por mitigar la crisis. Sin embargo, como es habitual, la Unión Eléctrica (UNE) no ha ofrecido detalles sobre los costos asociados a este nuevo contrato.
Las centrales flotantes, un recurso controversial
Desde 2019, Karpowership ha enviado ocho centrales flotantes a Cuba, aunque actualmente solo seis están en funcionamiento. Entre ellas se encuentran Belgin Sultan, Suheyla Sultan y Erol Bay en La Habana; Ela Sultan en el Mariel; y Erin Sultan en Santiago de Cuba. Ahora, la recién llegada Cankuthan Bey amplía esta flota, pero el impacto real de estas plantas sigue siendo tema de debate.
El costo de operar estas unidades es un misterio en Cuba, pero experiencias internacionales sugieren cifras elevadas. Por ejemplo, en Ecuador, una planta flotante de 100 MW costó más de 114 millones de dólares en 18 meses, mientras que en República Dominicana, dos patanas de 180 MW demandaron 40 millones de dólares por 42 meses de operación.
Incidentes y desafíos: el incendio de la Belgin Sultan
El uso de centrales flotantes no ha estado exento de problemas. En septiembre pasado, un incendio en la central Belgin Sultan dejó al menos ocho heridos, dos de ellos de nacionalidad turca, quienes lamentablemente fallecieron. Este incidente pone en evidencia los riesgos y desafíos asociados a este tipo de soluciones energéticas.
Secretismo y contradicciones oficiales
La llegada de la Cankuthan Bey también resalta el hermetismo que rodea las decisiones gubernamentales en torno a la crisis energética. Aunque en octubre el periodista oficialista Luis Carlos Céspedes anunció la contratación de una nueva central flotante, la UNE desmintió la información días después. Sin embargo, el arribo de esta unidad confirma que las negociaciones sí estaban en marcha.
¿Una solución real o un parche temporal?
A pesar de los esfuerzos, el impacto de las centrales flotantes es limitado frente a la magnitud de la crisis energética que enfrenta Cuba. Estas unidades representan un recurso temporal que, aunque ayuda a mitigar los apagones, no resuelve el problema de fondo. Además, los costos asociados a su operación siguen siendo una carga económica significativa para un país ya golpeado por múltiples crisis.
El desafío de un futuro energético sostenible
La llegada de la Cankuthan Bey subraya la necesidad urgente de soluciones estructurales para el sistema energético cubano. Mientras tanto, los ciudadanos continúan enfrentando apagones y altos costos de vida, mientras esperan una respuesta que vaya más allá de medidas temporales. La pregunta sigue en el aire: ¿será este un paso hacia la recuperación o simplemente otro parche en un sistema en decadencia?
