¿Te imaginas caminar por las calles y que alguien te ofrezca un delicioso pan con lechón, totalmente gratis? Eso fue exactamente lo que hizo Aldo Góngora Milanés, un joven cubano que reside en Managua, Nicaragua. Con su emprendimiento familiar, “Q’Rico Asere”, decidió repartir panes con lechón como un acto de solidaridad que tocó los corazones de muchos.
La idea nació gracias a la colaboración de una generosa nicaragüense llamada Rachi, quien compró los panes para que Aldo y su familia los distribuyeran entre las personas que más lo necesitan. A través de su cuenta de TikTok (@aldomilanesz), Aldo compartió un video explicando la iniciativa: “Hola mi gente linda de Nicaragua, este video es especial, vamos a estar regalando panes con lechón asado. Gracias, Rachi, por pensar en tu pueblo y en tu gente”.
En el video, Aldo aparece junto a su familia, entregando los panes con una sonrisa en el rostro y recibiendo a cambio agradecimientos sinceros. La reacción de las personas no tardó en conmover a quienes vieron el video. “Las personas estaban muy contentas y muchas se sintieron bien necesitadas que tuvieran su pan”, comentó emocionado.
Pero esta acción solidaria no es un hecho aislado. Aldo, su esposa y su hija son una familia de emigrantes que, con esfuerzo y sacrificio, han construido una nueva vida en Nicaragua. Hace apenas un año, Aldo llegó al país con el sueño de mejorar la situación económica de su familia. Comenzó trabajando como barbero, pero con el tiempo decidió apostar por un negocio propio: vender panes con lechón, una delicia que combina sabores cubanos y nicaragüenses. Así nació “Q’Rico Asere”, un emprendimiento que no solo alimenta estómagos, sino también corazones.
“La idea principal fue poder traer a mi esposa y a mi niña para acá”, explicó en una entrevista reciente. Hoy, su historia es un ejemplo de cómo los sueños, la solidaridad y el amor por las personas pueden transformar vidas.
El gesto de Aldo es una prueba de que no importa de dónde vengas, siempre hay formas de marcar la diferencia en el lugar donde estás. Y si un simple pan con lechón puede llevar esperanza, ¿quién dice que no puedes hacer lo mismo a tu manera?